SÁBADO 14 NOVIEMBRE / 20.00. Auditorio Pilar Bardem. 12 euros. Venta: entradas.rivasciudad.es (más gastos de gestión) y taquilla (jueves y viernes de 18.00-20.00 y días con función desde una hora antes).
Entrevista: Patricia Campelo
Más de tres décadas sobre el escenario sin sentir el yugo del éxito les han conferido la absoluta libertad artística y el acomodo con el que salen a tocar en cada concierto. Los fundadores de Suburbano, Luis Mendo y Bernardo Fuster, hablan con ‘Rivas Cultural’ semanas antes del concierto que dan en el Pilar Bardem el sábado 14. Inmersos en la creación de música para un largometraje, en el apoyo a jóvenes autores con su sello Comuna 21 y en la preparación de su último disco, ambos hacen un alto en el camino para sentarse a conversar sobre el pasado y sus heridas, la nueva política y las trabas que ahogan la cultura, entre otros temas.
¿Atraviesa el músico la etapa más complicada para poder vivir de la venta de discos? Luis Mendo (LM): Hay una época muy bestia en la música, una gran crisis, y es difícil encontrar hueco y vivir de eso. Bernardo Fuster (BF): También con la paradoja de que ahora es cuando más música se está oyendo. Hay un nivel de difusión grandísimo, lo que pasa es que no hay tanto apoyo, pero sí mucha creatividad. LM: Es más fácil grabar y eso se ha democratizado, la tecnología es barata y accesible, pero luego qué haces, dónde lo vendes, a quién se lo enseñas y cómo lo promocionas. Antes te contrataban y tu parte de trabajo era solo componer, grabar y tocar, y a partir de ahí había un grupo de gente que se encargaba de que aquello funcionara. Ahora el equipo eres tú.
Rock, folk, pop, jazz, canción de autor… ¿En qué estilo se encuentran más a gusto? LM: En una mezcla de todo. BF: En todos ellos nos hemos encontrado en su momento a gusto y también en algún momento hemos sentido la necesidad de cambiar, por probar y por evolucionar. Ahora no estamos en un estilo concreto, sino en una síntesis de todos.
¿Tienen esa sensación de haber adoptado estilos musicales distintos al que triunfaba en cada momento? BF: Sí, pero nunca fue intencionado, era casualidad. LM: Nos hubiera gustado haber estado más de moda, pero todo depende de muchas cosas que ves cuando tienes perspectiva. Cuando hemos tocado rock era porque, en ese momento, los músicos que teníamos venían más del rock, y nos influenciaban. BF: Lo bueno es que han pasado músicos muy buenos por el grupo y todos han dejado una influencia. No ha sido un grupo cerrado de dos que imponen un criterio. Todos han opinado.
¿Son conscientes de que buena parte del público desconoce la autoría de algunas de sus letras más conocidas, como ‘La Puerta de Alcalá’? LM: Y estamos a punto de caer en lo mismo porque estamos componiendo una canción para una película que, si tiene éxito, tendrá recorrido y nadie sabrá que es nuestra. BF: Pero eso a veces es lo normal. ¿Quién ha hecho las canciones de Frank Sinatra, como ‘Extraños en la noche’? Nadie lo sabe ahora, pero no era de Sinatra. Es lógico que se conozca más al intérprete que al autor.
¿Es eso un buen antídoto contra el ego? LM: Sí, y no está mal, te da tranquilidad. BF: Tener ese ego te empuja a alcanzar éxito y te metes en una rueda que no es positiva. Quien busca ese éxito al final acaba encasillado en un estilo. Y aquí, como ha habido poco ego, hemos podido hacer lo que hemos querido y no lo que nos imponían. LM: Y con libertad. Nos moriremos diciendo que no hemos sido los más famosos del mundo, pero hemos hecho lo que nos ha dado la gana toda la vida. En la presentación de su penúltimo disco, ‘Los delirios del pirata’ (2002), desearon «recuperar para los madrileños lo que se les había arrebatado».
¿Se está cumpliendo ese anhelo? BF: Se están dando pasos en buena dirección y ahora sí estamos en condiciones de que ese deseo se pueda cumplir. LM: Y de recuperar cosas que se empezaban a poner en marcha en los años 80, con Tierno Galván, hasta que en 1991 cambió la alcaldía y empezó a degenerar la cosa. Todo fue de mal en peor. En 2002 aún funcionaban los centros culturales de distrito, con programación. En 2010 desaparecieron, no quedó ni uno. En el momento en que dijimos aquello, el presente era ya negro, pero lo que vino después fue mucho peor.
En noviembre se cumplen 40 años de la muerte del dictador. ¿Dónde estaban entonces? BF: Genéricamente, en la trinchera de enfrente. LM: Yo estaba militando en la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT). El día que murió estaba en Madrid, y recuerdo el pánico. Había miedo a cualquier cosa. BF: Yo estaba en Frankfurt, y se montó una fiesta brutal. Allí lo supimos horas antes que en España porque lo dio la BBC [la radio televisión pública británica], así que la fiesta la empezamos antes y duró más.
¿Son de los que piensan que la Transición se hizo lo mejor que se pudo? LM: Unos lo hicieron lo mejor que pudieron, con la mejor buena voluntad e intención, y hubo quien procuró que todo se quedara en una cosa muy controlada por la derecha. Pero es difícil hablar de eso ahora con 40 años de distancia. La gente empujaba mucho, había numerosas manifestaciones, pero todo estaba controlado por los poderes fácticos, ejército y capital. BF: De pronto, poder salir a la calle o ir a votar era bueno, pero hubo otra parte menos conocida: la que trató de hacer borrón y cuenta nueva con el franquismo. Ese es el gran error de la Transición, no depurar los años del franquismo. Eso queda pendiente.