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VIERNES 13 / 21.00. Centro cultural García Lorca. 4 euros. Venta: desde 2 horas antes.
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Entrevista: Roberto Parra
Hijo y sobrino de cantautores (de Luis Pastor y de Pedro Guerra, respectivamente), el ripense Pedro Pastor acaricia el final de una gira de algo más de un año que le ha llevado por salas y garitos de todo el país para presentar su primer trabajo discográfico, ‘Aunque esté mal contarlo’.
Se trata de un álbum con seis canciones que estrenó en el café Libertad 8 de Madrid, en el otoño de 2012, y que ahora vuelve a cantar en el centro cultural García Lorca de Rivas, donde lo presentó el 12 de octubre del año pasado.
Con 19 años recién cumplidos, dos más que cuando compuso el disco, Pastor se ha convertido en uno de los exponentes de la nueva trova madrileña. Sus temas mezclan rap y canción de autor, y sus letras poseen un lirismo urbano que anuncian un cantante de talento al que no se debe perder la pista. Como dice el cantautor: «El último concierto tenía que ser en casa».
Un año largo de gira. La primera gira. ¿Cómo has vivido la experiencia?
Ha pasado todo muy deprisa y ha sido difícil de asimilar. Desde que salió el disco en septiembre del pasado año habré hecho unos 60 conciertos. No me esperaba que fuera tan bien todo. Una experiencia bella que me ha permitido conocer sitios y gentes. Una maravilla.
¿Es compleja la planificación de una gira tan larga?
Al levantarme me iba al ordenador y preguntaba a mis amigos sobre que había en Valencia, Murcia¿ Te ibas haciendo un esquema y escribías, llamabas. Cuesta que te respondan pero al final lo consigues. La gira la he hecho en tres partes y tres o cuatro meses antes de salir ya había cerrado todos los bolos de fines de semana. Ir y volver a Madrid.
Tú y tu padre, el también cantautor Luis Pastor, teníais pensado hacer un tour musical por Argentina que al final se frustró.
Crucé el charco pero sólo hasta Tenerife. En América hay un cariño hacia la música de autor que en España no se aprecia. Estoy pensando en ir para allá pero no sé cuándo se podrá hacer. Con calma. Hay que estar seguro.
Tu familia materna es canaria y en las islas están sus raíces.
Acabo de regresar de Tenerife. El tiempo cálido y el calor humano te ayuda a pasar el frío. Aquí no se puede estar en invierno.
Tu primer disco sólo tiene seis canciones. ¿De cuál te sientes más orgulloso?
Es como decir a que hijo quieres más. Supongo que ‘En braile’ es la que más alegrías me ha dado. Fue con la que se hizo el videoclip y es la que más gusta a la gente y a mí también me gusta. No va a estar en el disco nuevo, ya la he tocado mucho. El gusto por una canción u otra varía según el estado de ánimo. Es como una relación con sus altibajos.
Quieres que en tu nuevo trabajo la guitarra sea la base, pero estar acompañado por otros instrumentos musicales.
Acabo de reunirme con el productor del disco (esta entrevista se realizó el 26 de noviembre) y hemos estado cantando canciones. 16 o 17 temas de los que seleccionaremos 12 o 13. El disco va a ser con banda pero da un poco de miedo que sea demasiado potente y que luego no se pueda llevar al directo cuando se va solo. Pero el cuerpo me pide rellenar las canciones. Va a ser un disco de estudio con todo lo que ello conlleva. El nuevo trabajo es como abrir la vela. Aunque esté lejos ya lo puedes palpar. Es tener la sensación de que vienen cosas grandes. Cada día, en cada momento pienso en el disco. Es una nueva vida.
¿Fecha de salida?
Soy mi propio jefe. No tiene fecha pero me gustaría en primavera. El disco tiene que ser delicado, cuidado. Y la única manera es darle el tiempo y el coste que necesite. El disco manda, no yo.
Toda la vida rodeado de músicos: Tu padre, Luis Pastor; tu tío; Pedro Guerra y una joven Bebe que te acunaba cuando eras bebé. ¿Con quién te gustaría compartir escenario?
Hace poco me llamó Quique González, la persona a la que más tiempo musical he dedicado y eso ya me quitó el gusanillo. Me gustaría con el Lichis (ex de La Cabra Mecánica) y con Robe Iniesta (Extremoduro), que hace la música que le apetece de verdad, sin dejarse influir y sin pensar a quien le puede gustar o no; cada vez que oigo su nuevo disco descubro cosas nuevas.
Los estudios quedaron aparcados por la música y algunos conciertos los haces pasando ‘la gorra’.
Empecé el bachillerato sabiendo que quería ser cantautor. Si decides serlo tienes que saber que del aire no se come por mucho idealismo que se tenga. Algunos conciertos los cobras y en otros pasas la gorra pero siempre sacas algo. Si no te da para vivir, tocas cinco días en el metro y cubres el cupo. Sobreviviendo en la jungla como todo el mundo. Con los ‘disquitos’ ganas algo. El pasar la gorra es un invento curioso. La gente no tiene 5 o 6 euros para una entrada. De esta manera todo el mundo puede ir a verte. Unos pagan y otros no. Te llevas la sorpresa de que a veces alguien pone 20 euros por que lo tiene y cree que tu música lo vale. Eso permite que otras tres o cuatro personas puedan asistir. Es muy justo (balancea las manos), es equilibrado, se paga según se tiene.
¿Te interesa reflexionar en tus canciones sobre el mundo actual?
De la situación económica ni hablo. Es una gran mentira, hay dinero pero no lo tenemos nosotros. Está bajo tierra, en Suiza, en los paraísos fiscales. La gente joven está haciendo cosas muy interesantes y maduras. Muy novedosas y creativas. Se vuelve a la solidaridad, al altruismo. Estamos dejando de mirar al suelo, a nuestro bolsillo. La individualidad nos estaba matando. Hay gente, esos a los que llaman vagos y maleantes, que están haciendo que se crea en la comunidad, en la vida, en el arte, en las sensaciones. En las cosas bonitas que nos gustan a los que creemos que la sociedad no es lo que se estudia en la escuela o lo que dicta el Gobierno.
A la hora de componer las canciones ¿De dónde te llega la inspiración?
Cuanto más vives, más escribes. Y cuanto más cosas bonitas vives, más cosas bonitas escribes. Por mucho que se diga que se escribe del amor y del desamor, una chica, un ligue, una noche te vale para dos canciones. Las canciones se alimentan del resto de la vida.
Háblanos del nuevo disco.
Hay canciones nuevas y canciones de hace tres años que estaban aparcadas y que están adaptadas a mi estilo actual. Gira en torno a un manifiesto que se llama HARTO y que recoge todas esas cosas que nos hacen estar hartos de lo que apoyamos y que no nos gustan. El nuevo disco se llamará ‘La vida plena’. Habla de la gente viviendo feliz, haciendo lo que quiere hacer. Las cosas que te hacen feliz son las que escriben las canciones. Tú pones la cinta y ellas se escriben solas. El productor es Marcos Bayón (cantante de Combolinga), un grupo muy ‘fusionero’ con el que me entiendo muy bien. Te metes en el estudio con ideas pero cambia con aportaciones de todos los que se mueven alrededor de él. Solo sé que quiero hacer el disco que quiero hacer. Tan obvio como ambiguo.
Músicos, estudio, instrumentos. Al final, todo se traduce en dinero.
El dinero es necesario, hay que pagar al equipo de trabajo. Existe el Crowdfunding (micromezenazgo) pero es un lío. He pensado que el que quiera el disco me lo pague por adelantado, que me lo de a mí. No quiero nada con los bancos. Lo voy a autoeditar junto con el productor. El dinero no he pensado de donde vendrá pero ya lo sacaré. El dinero va y viene.
Te has pasado la vida en Rivas.
Todo en Rivas. Aunque ya no vivo aquí porque necesitaba la noche madrileña, cuando llevo 10 días sin venir tengo que volver. Tu raíz, las calles, la gente no las cambias por nada del mundo. Los parques es lo que más inspira de Rivas. Estar en ellos con los amigos, una cerveza y una guitarra. Buena parte de mi vida ha girado alrededor del Zoco. Ese sentimiento callejero y de aire limpio, de vida se refleja en casi todas las letras. Ripense de toda la vida. Vas por ahí, dices que eres de Rivas y te comentan «¡Ah el barrio ese de los rojos!».
El Micro Abierto es la cita mensual de cantantes y contadores de historias que se celebra el último jueves de mes en el centro cultural García Lora. ¿Cómo se te ocurrió proponer esta iniciativa?
No quiero echarme todo el mérito pero está ahí. Bajé un día al Ayuntamiento, lo comenté y me dejaron probar. El primer día se llenó. Es una idea que traje de Madrid, del ‘Libertad 8’ donde empecé a ser cantautor. Allí se ve a gente haciendo cosas buenas y se aprende. En los micros abiertos tienes la posibilidad de salir y cantar delante de un público y que te valoren, de ser autocrítico y perseverar. Canto jueves, viernes y sábado y estás en la lucha por pagar el alquiler. No puedo venir lo que quisiera pero tengo un recuerdo espectacular. Funcionará todo el tiempo que se quiera.