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Texto: Nacho Abad Andújar. Fotos: Archivo artistas
PROVISIONAL DANZA
- (grupo de Carmen Werner) ‘Calle 4’. Danza. Domingo 15 / 20.00. Plaza de la Constitución.
La bailarina y coreógrafa madrileña Carmen Werner es Premio Nacional de Danza 2007, en la modalidad de Creación. Es autora de más de 60 coreografías. En 1996 compuso ‘Calle 4’, un espectáculo de danza pensado para bailarse en el espacio público y que ahora ha sido seleccionado para el Concurso de Intervenciones Artísticas.
Lo bailan tres hombres y tres mujeres de su compañía, Provisional Danza, grupo residente, además, en la sala Cuarta Pared de Madrid. ‘Calle 4’ dura unos 20 minutos. En la primera parte, los bailarines entregan flores al público. En la segunda danzan bajo el agua que brota de unas mangueras. «Es una pieza muy simpática y agradable», certifica su autora.
La utilización del agua condiciona su ejecución a días estivales: «Una vez la representamos en Burgos en el mes de mayo y nos entró un ataque de tiritona de dos horas. Acabamos con los músculos helados», recuerda Werner. El montaje se ha representado en Chile (Valparaíso), en un «enclave espectacular» frente al monasterio dominico de Santa María da Vitória de Batalha (Portugal), en una plaza de Cartagena de Indias (Colombia) o a la orilla del Támesis en Londres. «Es un montaje que tiene sus anécdotas.
«El uso del agua va dirigida al centro de la escenografía. No se moja a nadie, aunque LOS espectadores deciden, a veces, meterse bajo las mangueras»
El uso del agua es concéntrico, va dirigida al centro de la escenografía. No se moja a nadie, aunque lo curioso es que espectadores, animados por el calor, deciden a veces meterse bajo el agua», expone Werner. Los bailarines asumen con naturalidad esta irrupción del público bajo los chorros. «Seguimos bailando. Y si vemos que hay receptividad, les mojamos. Sabemos improvisar en ese momento». Lo del 4 tiene una explicación sencilla: «Era la cuarta coreografía de calle de la compañía».
Al preguntarle la diferencia entre bailar en una sala o sobre las aceras, responde: «Cuando estás en escena siempre hay una distancia. Al aire libre se produce un contacto más directo con el público». El espacio público, además, supone un reto: atrapar al transeúnte que pasa por ahí. «Llevamos muchos años bailando en la calle. La experiencia es maravillosa: esa sorpresa que das al público que no está citado, verle la cara de satisfacción o comprobar cómo se van quedando más viandantes. La calle transmite una energía diferente». ¿Y qué le dan espectáculos como el suyo a una ciudad? «Alegría», sentencia.
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