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Texto: Nacho Abad Andújar / Foto: Jesús Pérez
Es uno de los dibujantes gráficos más personales del periodismo español. Sus caricaturas arqueadas ilustran la actualidad política, cultural y deportiva del diario ‘El País’ desde 1992.
Ese año, el bonaerense Agustín Sciammarella (1965) comenzó a colaborar para el rotativo, que entonces dirigía Joaquín Estefanía. Han pasado dos décadas (ver recopilación de su trabajo), y el artista que reside en Rivas desde 2001 expone ahora en una retrospectiva 200 de los 4.000 retratos trazados en este tiempo. Se pueden contemplar hasta el 14 de octubre en la Fundación Diario Madrid (calle de Larra, 14).
En ella asoman ilustres personajes que han sido noticia desde finales del siglo pasado hasta el comienzo del presente: Juan Pablo II, Bush, Clinton, Aznar, González, Jordan, Garzón, Messi, Bette Davis, Arzak?
Todo empezó con Miguel Induráin. Aterrizado de Italia, donde pasó dos años colaborando con ‘Il Messaggero’ e ‘Il Corriere Adriático’, el artista incipiente llamó a la puerta del periódico para mostrar sus dibujos. Al poco tiempo recibió el primer pedido. Imposible olvidarlo.
«Que te llamen del periódico para encargarte trabajo es una alegría. Pero cuando compras el diario y ves que sale en la portada del cuadernillo del Tour, la alegría es absoluta. Coincidió con el cumpleaños del amigo que me alojaba en su casa. Y lo celebramos, aunque con las limitaciones de un recién llegado». Era lunes, 29 de junio, la prensa publicaba en blanco y negro, y Sciammarella pintaba con Rotring.
1992 fue el año glorioso que puso a España en el escaparate internacional, con los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla. «Todo era maravilloso e increíble. Todo era para siempre», recuerda Sciammarella. Pero también marcó la antesala del declive socialista: Felipe González queda inmortalizado con un morro oscurecido e hinchado, y las luces y sombras envuelven al expresidente: «Con la facilidad de charla que tiene, me parecía que desarrollar la boca era lo propio, es una boca muy elaborada».
Entre esos primeros dibujos y el último, un Rubalcaba reciente «que tiene que mantener las formas aunque se va desarmando», se puede contemplar la evolución estilística del artista y del periódico, con sus cambios en el diseño o la introducción del color. «Al principio había una especie de contención en el trabajo, algo natural en quien empieza. Tampoco disponíamos de las posibilidades tecnológicas actuales para hacer dibujos más arriesgados.
Hace 20 años trabajábamos en blanco y negro, y los grises daban bien en el diario». Ahora Sciammarella juega más con las texturas. Y algunas veces hila muy fino. El exsecretario de Defensa de EEUU, Donald Rumsfeld, precursor de la guerra contra Irak, está hecho con «papel higiénico del periódico». «Al pegarlo y darle tonalidades quedaba bien, y roto. Eran los últimos momentos de Rumsfeld, y me gustaba la mancha de rojo sangre en la boca».
«No tengo mala leche cuando dibujo, pero si el personaje fue un sanguinario, no lo puedo disfrazar de Blancanieves»
¿No hay mala leche en algunos de los retratos? «No tengo mala leche cuando los dibujo y creo que no la pongo. Aun cuando sean personajes como Pinochet o Franco, a los que apetece poner algo más de sangre. Pero si el personaje fue un sanguinario yo no puedo ir contra eso, no lo puedo disfrazar de Blancanieves». Más ocurrencias: qué mejor material para petrificar al empresario español de mayor éxito, Amancio Ortega, que usar retazos de un pantalón de una de sus firmas. «Me parecía que así tendría más aproximación al imperio textil», recuerda quien también colabora con ‘La Nación’ (Argentina) y las revistas ‘El Ciervo’ y ‘Mètode’, de la Universidad de Valencia.
El expresionismo de sus bocetos hacen que sean fácilmente reconocibles: un estilo singular e inconfundible. Siempre se ha dicho que sus retratos no dejan indiferentes: «No busco la caricatura al uso, es cierto. No voy al dibujo fácil, a la inmediatez. Mi forma de trabajar pasa por exigir al lector que lea mi dibujo. Uno siempre espera que al lector le pase algo. Si no deja indiferente, es una alegría», comenta quien además recibe clases en el taller de cerámica de la Universidad Popular de Rivas.
«No busco la caricatura al uso. No voy al boceto fácil. Mi forma de trabajar pasa por exigir al lector que lea mi dibujo»
Aunque no está integrado en la redacción del periódico, Sciammarella cuenta con mesa propia. «Lo conseguí», bromea. «Suelo ir al periódico por la tarde temprano. Si hay alguna previsión me avisan al mediodía. Si no, todo pasa por la tarde. El otro día murió Carrillo, y a las seis y media me puse a hacer el personaje. Rajoy dio su Gobierno a las siete de la tarde, y no se sabía nada previamente. Y me encargaron dibujar a todos los ministros y ministras. Entre las siete y media y las nueve y media, la hora de cierre, hube de dibujar al Gobierno entero». Normalmente habla con el periodista que escribe la pieza. «Salvo que sea algo evidente. Muere Carrillo, no hace falta hablar con nadie. Pero hay trabajos como los del 11-M o Banesto en los que el periodista y yo nos poníamos de acuerdo porque había que reflejar y relatar lo que iba pasando».
En política local, dos personajes le han dado mucho trabajo. «Y muy grato»: Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre. «Siempre es divertido tener a dos que se pelean, y más si son del mismo equipo. Esperanza siempre me gustó porque te dijera lo que te dijera tenía una sonrisa clavada», rememora este dibujante, que exhibe dotes de psicoanalista para captar la personalidad de sus figuras. Valga como ejemplo su descripción gráfica de los tres últimos presidentes de Gobierno.
AZNAR, ZAPATERO Y RAJOY
«Los primeros dibujos de Zapatero eran un Zapatero radiante, nuevo, lustroso. Y acaba siendo una figura de barro acostada que se desarma. Aznar se fue como si hubiera sido un campeón que da la vuelta olímpica, pero, claro, la dio él solo». ¿Y cómo dibujaría al último Rajoy? «Lo haría medio desaparecido, es la sensación que me produce. En España no se sabe si pinta, y afuera parece que pinta menos. Es una imagen que la estamos perdiendo».
Por suerte, las caricaturas expresionistas de Sciammarella, que durante unos años fue colaborador de ‘Rivas al Día’, no se pierden: perduran y permanecen en las hemerotecas como testigo gráfico de la actualidad. Él ya anda embarcado en su próximo proyecto: una serie de dibujos y esculturas de cerámica sobre mujeres relacionadas con el muno del arte.