Entrevista: Nacho Abad Andújar
La banda navarra, sucesora de Extremoduro y Barricada, actúa el viernes 11 de mayo en el auditorio Miguel Ríos. Es el primero de los dos conciertos que organiza el Ayuntamiento en las fiestas de San Isidro. En la noche ripense tronarán los diez temas del último disco de Marea, ‘En mi hambre mando yo’, editado en 2011, y los clásicos que han consagrado a la banda, tras 14 años, como un referente internacional con resonancias en Latinoamérica.
La potencia sonora de sus canciones se acompaña -y ahí se distinguen de la mayoría- de letras poéticas que escribe la voz del grupo, Kutxi Romero: «Me callo lo que hay, / y lo que hay es lo que toca, / y para tocar el corazón / es mejor no abrir la boca» (del tema ‘Venas con humo y palabras’) o esos otros versos que definen al amor, en el tema ‘Romance de José Etxailarena’, con árida desnudez: «flaco y mojado, como una raspa de pescado».
El guitarrista y productor del grupo, David Díaz, apodado ‘Kolibrí’, habla en esta entrevista telefónica de rock, el regreso a los escenarios tras tres temporadas de asueto y la coyuntura social y económica que padece el país, entre otros temas. Sus palabras resumen las de los otros cuatro integrantes de la formación: el citado Kutxi Romero, Eduardo Beaumont ‘Piñas’ (bajo), César Ramallo (guitarra) y Alén Ayerdi (batería y coros). Juntos desde 1997, ya han editado seis discos de estudio.
¿Cómo son los conciertos de la gira ‘En mi hambre mando yo’? La gira está siendo espectacular, el público responde muy bien y con llenos en los conciertos. Para la gente supone un soplo de aire fresco disfrutar de dos horas y media de rock and roll. Tocamos todas las canciones del último disco. Y lo salpicamos con temas de los anteriores. No nos dejamos nada en el tintero. Es un concierto ameno, dinámico y enérgico.
‘En mi hambre mando yo’ es la frase que un campesino andaluz respondió al señorito que quería obligarlo a votar a su partido. Esa frase es más que un título de disco. Resume nuestra filosofía de vida. Nunca hemos cedido a las presiones de nadie. Es un principio fundamental hacer las cosas con ganas, cuando creemos que tenemos que hacerlas. El título viene muy al uso con los tiempos que corren, pero principalmente refleja nuestra filosofía de banda. Siempre haremos las cosas con el máximo respecto al rock and roll y cuando sintamos las ganas al cien por cien.
Dice El Piñas que este último disco es el más Marea, el más hecho está entre todos. Es más Marea porque no se ha llevado nada hecho de casa, como pasaba en otros anteriores, en los que cada uno casa trabajaba algo en su domicilio y luego lo llevaba al local donde se ponía en común. Ahora, y sin que haya sido premeditado, nos metimos en el local y empezamos a tocar y componer desde cero. Ha surgido todo en el local. Si faltaba alguien, no ensayábamos. Íbamos a tomar un café, y hasta el siguiente día. Es más Marea porque el disco se ha hecho entre los cinco.
Dicen que tuvieron que parar tres años para no repetirse, para no parecer una orquesta. ¿Cómo se siente el escenario tres años después? Para nosotros es fundamental hacer las cosas con ganas. Cuando te metes en una gira internacional, llegas a una saturación hasta de lo que te gusta. Todos los días no se puede comer marisco. Y en la vida hay más cosas que el rock and roll a las que, cuando estás de gira, no prestas atención: familia, amigos o ensayar por el simple hecho de pasártelo bien. Antes de nada, somos personas. Para decir cosas y plasmarlas en una canción te tienen que pasar cosas. El parón ha sido un respiro natural con el que nos aireamos todos. Hasta que no sentimos una energía especial entre los cinco para reanudar la actividad, no lo hacemos, por el simple hecho de tener respecto a lo que más queremos en esta vida: el rock and roll.
«Cuando me preguntan qué es el rock and roll, respondo: todo lo contrario a lo que suena en la radio. Somos un país de pandereta»
¿Cómo es la relación personal cuando no están de gira? Somos un grupo de amigos. Así fue en el inicio y así será hasta el final. Lo primero son las personas. Es muy necesario que estemos los cinco con ganas para hacer las cosas. Y tenemos la ventaja de vivir en el mismo lugar, en Berriozar (localidad de Navarra), aunque algún componente se haya ido a otro pueblo de la comarca. Pero esto es muy pequeño. Pamplona, con los pueblos de alrededor, tiene la mitad de habitantes de Vallecas.
¿Es el público de rock uno de los más fieles, sabe guardar una ausencia para celebrar por todo lo alto el reencuentro? Es el más fiel, no existe otro tan fiel. Y para muestra un botón. Marea está de gira y la gente a la que le gusta la banda te sigue. Una anécdota muy gratificante: cuando tocamos en el Palacio de Deportes de Madrid (finales de 2011), entró una pareja a camerinos y me dice: ‘¿No te acuerdas de nosotros?’. ‘Perdona, pero, no’, respondí. ‘Somos los dos que os estuvimos viendo la primera vez que tocasteis en la sala Heve de Vallecas’, respondieron. Y yo: ‘¿Qué? ¿Sois vosotros?’. Sólo habíamos vendido dos entradas, las de esa pareja. Después de 13 años, siguen yéndonos a ver. Eso da una idea de la fidelidad del público.
¿Cómo anda este país de cultura roquera? Somos un país de pandereta, bailamos al son de lo que nos dictan las radio fórmulas y la televisión. Afortunadamente quedamos un puñado de gente a la que nos gusta pensar por nosotros mismos y decidir en consecuencia. Gracias a que somos fieles, sigue habiendo grandes bandas de rock and roll. Pero en este país, los roqueros molestamos y no hay cultura de rock. No interesa que se diga una palabra por encima de otra.
¿A quién molesta el rock? A los responsables de difundir la cultura y la música. Tienes que oír lo que ellos quieren, ser políticamente correcto e ir bien vestido. No tienes más que encender la radio. Cuando me preguntan qué es el rock and roll, respondo: todo lo contrario a lo que suena en la radio.
¿También para Kolibrí el rock en España empieza con Leño? Soy de esa opinión. Hay rock anterior a Leño. Pero tal como interpretamos nosotros la historia, Leño inició el camino.
Del andamio al rock, ese fue el itinerario de Marea. ¿Es el rock la música de los currelas, de la clase trabajadora? La música no entiende de clases sociales. Una canción es un vehículo de sentimientos que cuando la oyes te pueden llegar más o menos, pero no creo que influya ser fontanero, zapatero o banquero. Es más sentimental que todo eso.
Marea nunca ha negado sus influencias: Extremoduro, Barricada, Rosendo «La originalidad consiste en robar bien, que no en copiar», dice Kutxi Romero. Quien venga de innovador e inventor que me lo presenten. Todos hemos mamado de otros. Si nos dedicamos a la música es porque antes nos hemos acercado a ella como oyentes. Nosotros no vamos de innovadores. Hacemos rock and roll tal y como lo sentimos.
¿Es cierto que la formación musical de algún Marea era precaria en los comienzos? Precaria, no. Nula. No es una fantasmada. Yo había tocado con Kutxi Romero en bandas anteriores. Llevábamos unos años rocanroleando. Él quería hacer una banda. Y contó con El Piñas, que no se había colocado un bajo en su vida. El primero se lo regaló el Kutxi, que trabajaba con él en la obra. Kutxi le dijo a El Piñas: ‘Kolibrí me dice que la gente que baila bien toca muy bien el bajo. Y tú bailas que te cagas’. Y le regaló un bajo que tenía y el amplificador. Llamamos, a través de El Piñas, a César, guitarrista. Y se unió el batería, Alén Ayerdi. Nos juntamos un 24 de diciembre de 1997 con la simple ambición de hacer canciones y divertirnos. Y al final se ha liado la que se ha liado. Si te pones metas chiquititas vas superando metas sin darte cuenta.
¿Por qué esas letras tan metafóricas? Es la forma de expresarse de Kutxi Romero. Él siempre dice que lo hace así porque no sabe hacerlo de otra manera. Y la gente también quiere que se le cuenten más cosas, más mensaje, que realmente una letra te toque la fibra sensible. Y el Kutxi es un especialista. Alguno me tirará una piedra a la cabeza, pero, para mí, es el mejor letrista del país en rock and roll con diferencia. Tiene una forma particular de contar las cosas, y con un estilo propio muy evidente.
¿Cómo encuentra el panorama actual? Así como nosotros cogemos el relevo de bandas como Barricada o Extremoduro, quizá se echa en falta otro remplazo. Nosotros llevamos 14 años, y es necesario en el panorama musical una banda que tome ese testigo. Eso no quiere decir que te aparquen ni te dejen tirado en la cuneta, pero sí que se vea sangre nueva, grupos que empujen y den una vuelta de tuerca.
¿Por qué esa ausencia? Hay mucha gente haciendo cosas, grupos con inquietudes. Pero esta crisis repercute en la música, donde es muy difícil hacerse un huequecito y sacar la cabeza. En cuanto lo hacen, se la cortan. Tampoco sé las razones, pero sí que falta una banda que empuje por detrás.
Los recortes, la reforma laboral, la amnistía fiscal ¿Qué dice el ciudadano David Díaz al respecto? Digo que es una puta vergüenza, una vergüenza con mayúsculas. Al final, siempre pagamos las crisis los mismos. La sociedad debería aprender. Aprender a no relajarnos en tiempos de bonanza y permitir que algunos se hagan chorizos y se lleven el dinero en sacos. Ahora, cuando van mal las cosas, nos preocupamos, y vemos cuántos chorizos hay aquí y allá. No tenemos que dejarnos mangonear más. Todo esto me deja una sensación de que somos unos peleles, cuando, realmente, el poder lo tiene el ciudadano de a pie. Somos más.
¿De dónde le viene el apodo de Kolibrí? El mote viene de la juventud, de cuando nos juntábamos a tocar en bandas. En una de ellas nos pusimos cada uno un nombre raro. Yo mido 194 cm y peso casi 100 kg. Al tío más grande le pusieron el pájaro más pequeño. Y desde entonces hasta hoy.