Empezó a tocar la guitarra a los siete años. Le gustaba improvisar y desarrollar melodías, pero no tenía idea de que aquello que brotaba de su cuerdas era «algo parecido al jazz». Desde entonces, Ximo Tébar (Valencia, 1964) se ha convertido en uno de los jazzmen más internacionales de España. Ha fraguado su carrera musical a mitad de camino entre Valencia y Nueva York, donde vivió y pateó su circuito jazzístico.
En 2010 editó ‘A Jazzy World Christmas’, un disco compuesto por diez temas navideños cantados en inglés (Miles Griffith y JD Walter), portugués (María de Medeiros y Thais Morell) y español (Ester Andújar). Con una formación musical exquisita, y la colaboración especial del mejor armónica español, Antonio Serrano, Tébar creó un álbum festivo donde suenan canciones como ‘Noche de paz’, ‘Santa Claus is coming to town’ o ‘Adestes fideles’.
Ahora lo interpreta en el centro cultural Federico García Lorca (el auditorio Pilar Bardem cierra temporalmente) con la misma base rítmica: un cuarteto con guitarra (Ximo Tébar), piano (Ricardo Belda, que no participó en el disco), contrabajo (Darryl Hall) y batería (Donald Edwards) más la poderosa voz de Miles Griffith. Una cita musical que Tébar anuncia durará una hora y cuarto. «Aunque si el público pide más, tocaremos hasta que quieran».
‘A Jazzy World Christmas’ es un disco navideño, pero para escuchar todo el año. Tiene todos los elementos del jazz moderno. Pero el repertorio son clásicos de la Navidad, lo que en España se llaman villancicos (‘Christmas songs’.
La idea de este disco se gesta en 1995, cuando Barry White le contrata como director musical.
Mi contacto con la música navideña vino de la mano del gran Barry White. Me encargó la dirección artística de una gira y los arreglos de un repertorio navideño. La experiencia con él fue alucinante. Desde entonces siempre quise editar ese trabajo. Según han pasado los años he modificado y aportado nuevas ideas hasta que edité el disco.
¿Qué dificultades tiene adentrarse en un terreno tan pisado?
He trabajado este disco como todo lo que hago, sin ningún tipo de concesión artística ni musical. He hecho lo que me ha apetecido. Es cierto que no hay artista que se precie, especialmente en EEUU, que no tenga un disco de Navidad. Y eso me ha motivado. Me dije, yo también, por qué no. Es un disco para escuchar, como decías antes, en cualquier momento. Y por quien quiera. Al que le guste el jazz, porque tiene un desarrollo de solista y arreglos como cualquier otro disco de jazz. Pero también lo puede disfrutar cualquier tipo de público. Está hecho para que suene el día de Nochebuena en cualquier casa, sin que sea un disco elitista.
Y refleja esa interculturalidad tan propia de Tébar.
He querido plasmar la interculturalidad del mundo del jazz. Yo colaboro con muchos artistas de muchas nacionalidades, culturas y tendencias. Y una de las distinciones de este disco respecto a productos de estas características es la selección de villancicos de diferentes países: portugueses, brasileños, españoles y estadounidenses. De ahí el título. Cada colaborador trabajó con la consigna de aportar un tema navideño de su tierra.
¿Es de los que celebra la Navidad, cómo la vive?
No la vivo con fervor. Pero me gusta. Y más en los tiempos que corren, donde vivimos con desarraigo conceptos como el de la familia.
En el concierto, se acompaña de una voz superlativa como la de Miles Griffit.
Un músico extraordinario. Su voz y su creatividad le aseguran formar parte de la historia del blues y del jazz del siglo XXI. Sus raíces musicales emanan de las iglesias baptista, metodista, pentecostés y yoruba, todas ellas muy arraigadas en el acervo cultural de Nueva York. Se trata de un artista apadrinado por Wynton Marsalis [trompetista y figura mundial del jazz].
Se le considera el precursor del ‘son mediterráneo’, ¿cómo lo definiría?
‘Son Mediterráneo’ [1995] es un disco que tuvo mucha repercusión estilística. Fue premiado como uno de los cien mejores de la década de los noventa. Los críticos pusieron la etiqueta de ‘Son mediterráneo’ a mi música, una onda que fusiona jazz con músicas mediterráneas y latinas.
¿Ofrece este país la atención que se merece al jazz?
Sí. La afición se ha consolidado. Y hay una serie de artistas y movimientos ‘Made in Spain’. Existe una aportación española a una música que por tradición no nos toca, el jazz es afroamericano. Pero la globalización permite la fusión de culturas y, afortunadamente, este país aporta su onda.
¿Y se reconoce fuera al jazz español?
Los que nos movemos internacionalmente sí gozamos de reconocimiento. Y, además, la fusión del jazz con el flamenco y músicas latinas hace que tengamos un sello propio. Un valor al que me alegro de haber contribuido.
¿Se pasó de moda la frase de Duke Ellington: »El jazz ha sido, y sigue siendo, como el tipo con el que no te gustaría que saliera tu hija»?
Creo que sí. Ahora el jazz interesa. Es una frase de otra época. En los años 50 el jazz estaba muy vinculado a la mala vida, las drogas y el alcohol. Ser músico de jazz tenía connotaciones negativas. Hoy ya no es así.
¿Ya son chicos buenos?
Buenos y formales.
- SÁBADO 17 / 21.00 Centro García Lorca. 12 euros. Venta: taquilla (martes a viernes, 19.00-21.00), 902 10 12 12 y telentrada.com.
- Entrevista: Nacho Abad Andújar. Publicada en ‘Rivas Cultural’ diciembre 2011.