La exposición ‘Y la palabra se hizo música’, comisariada por el experto en música de autor Fernando González Lucini, fue inaugurada el jueves 15 en un acto que congregó a una treintena de artistas de varias generaciones como Pablo Guerrero, Ismael Serrano, Elisa Serna, Javier Bergia, María Rozalén, Martirio y Nuevo Mester de Juglaría entre otros.
La muestra, que se podrá ver hasta el 15 enero en el centro cultural García Lorca, la compone un centener de carátulas de discos antológicos diseñados por Dalí, Miró o Barceló, entre otros muchos, fotografías, carteles de conciertos y libros. Estos materiales forman parte de la colección personal que Lucini ha ido reuniendo desde los años 60, época en la que se sitúan los orígenes de este género musical en España.
En el acto inaugural hubo espacio para el recuerdo pero también para reivindicar el presente y la responsabilidad que se cierne en estos tiempos sobre los cantautores y cantautoras. «Siempre se habla de lo que fuimos, pero no de lo que somos ahora», se lamentó Luis Pastor, cantautor y vecino de Rivas que estrenará disco el próximo febrero.
Pastor aprovechó la cita para reclamar la vigencia de la canción de autor y responder con su poema ‘¿Qué fue de los cantautores?‘ a quienes abordan este género desde la nostalgia.
HISTORIA DE AMOR
Numerosos amigos y amigas de Fernando Lucini apoyaron al musicólogo en la presentación. Entre ellos, el periodista Antonio Gómez ilustró al público sobre el origen de la colección: «Esta exposición es el fruto de una historia de amor rara entre un hombre y una idea; entre Lucini y la palabra cantada», dijo sobre el recorrido de más de 40 años de memoria musical que implica la muestra.
La importancia de los materiales que se pueden observar en el García Lorca hasta el 15 de enero fue apreciada en Italia, según señaló ayer Lucini, donde una réplica de la muestra llegó al Museo de la Música de Roma tras su paso por San Remo en noviembre de 2008. «Aquí nadie la quería; ‘la crisis’, me decían, y eso que la doy gratis», lamentó Lucini.
Antes que Rivas, donde ha llegado una versión ampliada de la exposición original, numerosas ciudades latinoamericanas acogieron la muestra cuya idea nació de una conversación entre el escritor Gabriel García Márquez y Lucini en el IV Congreso Internacional de la lengua española en Cartegena de Indias (Colombia), donde fue expuesta.
«La canción protesta fue un vehículo de lucha contra el franquismo pero también un espacio de cultura que dotó al lenguaje de un contenido adulto»
Cuando la muestra deje la ciudad, su comisario, Lucini, y su subcomisario, Paskual Kantero ‘Muerdo’, quieren que siga un curso itinerante. «No quiero volver a llevármela a casa. Quiero que visite otras ciudades y la cedo gratis«, remarcó el especialista musical quien, además, aprovechó el acto para reivindicar la creación de un centro documental de la canción de autor en el municipio ripense.
La elección de esta ciudad como receptora de la colección la explicaron ayer el periodista Antonio Gómez, el edil de Cultura de Rivas, Curro Corrales y el alcalde del municipio, José Masa. «La colección tiene mucho de esta ciudad. Recuerda a aquellos cooperativistas que llegaron a Rivas en los 60 con estos discos», indicó Gómez, para quien la canción protesta comenzó como «un vehículo de lucha contra el franquismo pero también como un espacio de cultura que dotó al lenguaje de un contenido adulto, ya que se podía hablar de todo en aquellas canciones».
Curro Corrales recalcó el carácter de «mosaico plural» de la exposición que «devuelve un patromonio de la historia reciente», e idetificó la vinculación de los jóvenes ripensese con la canción protesta heredada de sus progenitores.
José Masa recordó que el municipio siempre ha querido «consolidar los valores de la memoria como un eje de su política social y cultural», y se hizo eco de la reivindicación lanzada momentos antes por Lucini de levantar en Rivas un centro documental de la canción de autor. «No hago oídos sordos», señaló, y evocó a aquellos artistas, hoy «tan necesarios» como ayer, que »nos enseñaron a soñar y nos proyectaron a una cultura que nos estaba vedada».