«Esperemos que los cantautores tengan tanta vida como Beethoven»
Entrevista: Nacho Abad Andújar (junio 2004)
Los cantautores Luis Pastor (Berzocana, Cáceres, 1952) y Pedro Guerra (Güímar, Tenerife, 1966) han prestado su voz al concierto homenaje que se rinde en Rivas Vaciamadrid a los viejos republicanos [junio de 2004]. Pastor recorre ahora los teatros del país para promocionar su último trabajo, ‘Pásalo’, un disco grabado en Brasil y supervisado por el músico Chico César. Su título rememora los mensajes de protesta que se sucedían espontáneamente en las movilizaciones contra le guerra.
Por su parte, el cantante canario, que se ha involucrado activamente en la organización del evento a través de su Fundación Contamíname, acaba de publicar un libro de reflexiones, ‘Desmontando el cinismo’, que le ha costado cuatro meses escribirlo. Ambos defienden que el homenaje es una deuda histórica a los ciudadanos y ciudadanas que permitieron a España vivir sus primeros años de democracia entre 1931 y 1936.
P. ¿Por qué se ha elegido Rivas como sede del concierto homenaje?
PEDRO GUERRA (PG): Porque tiene un Ayuntamiento que ha decidido apoyarlo. No sé si cualquier ayuntamiento español apoyaría una iniciativa como ésta. Y porque este Ayuntamiento está muy en la línea política de lo que nos gusta hacer. Rivas es un municipio muy cercano a estas historias y nos ha dado una cobertura muy grande.
P. Se trata de un homenaje necesario.
LUIS PASTOR (LP): Este país tiene una deuda histórica con los republicanos que trajeron aquí la democracia por primera vez. Hace ya muchos años que se tiene esa deuda. La transición en este país se hizo a costa del olvido de la memoria. Especialmente del olvido de los perdedores de la Guerra Civil. El pueblo que pierde su memoria pierde su perspectiva de futuro.
P. De un tiempo a esta parte, surgen iniciativas culturales y políticas para recuperar esa memoria. ¿Será posible empezar hablar de ese pasado?
PG: Es cierto que ahora se están publicando libros sobre el tema. Aunque también surgen obras contrarias, como la de Pío Moa, que intenta seguir desmitificando las razones de la izquierda para recuperar la memoria. Y eso ya es el colmo. Porque al margen de lo que sucediera en la Guerra Civil, y por su puesto que sucedieron hechos reprochables en ambos bandos, no se puede hacer otra lectura de que hubo un bando vencedor que aplastó indiscriminadamente al bando vencido. Lo que no se ha podido hacer en los últimos 30 años, creo que hay más posibilidades de hacerlo a partir de este momento.
P. ¿Pero existe una sensibilidad social al respecto o hay que crearla?
LP: Hay una sensibilidad social, y hay que crearla. Esto no surge por espontaneidad. Se está creando una voluntad de hacer justicia, pero sin venganza. Aunque sólo sea para los pocos que quedan vivos, por aquellas personas que dieron su vida por defender la democracia, la libertad y la República.
P. Y este concierto supone una ocasión excepcional para recordar a los jóvenes la lucha de estas gentes. Muchos de esos protagonistas anónimos fueron sus abuelos.
PG: Lo más peligroso que nos podría pasar es que en la mente de los adolescentes desaparecieran las palabras ‘franquismo’ y ‘guerra civil’. Porque son cosas que sucedieron hace setenta años y nadie dice que no puedan volver a suceder. Cuando se pierda la generación que vivió de cerca el franquismo, si no hemos sido capaces de transmitir esa parte de la historia, estamos poniendo los huevos para que vuelva a suceder una cosa similar en cualquier momento. La juventud no tendrá una referencia de lo que sucedió y eso es peligroso.
P. Los músicos y artistas habéis estado en primera línea de batalla en las movilizaciones sociales.¿Qué se siente cuando un presidente os dice eso de que sois «perros que van ladrando sus rencores por las esquinas»?
LP: Eso no te afecta. Yo me quedo con la participación social y el resurgimiento de movilizaciones al margen de las estructuras de los partidos políticos. Me quedo con la espontaneidad de la ciudadanía. No es la primera vez que la gente de la cultura se pone a la vanguardia de los movimientos ciudadanos. Pero en los últimos cuatro años, hemos vivido una democracia secuestrada, donde la autocracia ha sacado a la luz el verdadero rostro de ese-pequeño-caudillo-disfrazado-de-demócrata llamado Aznar.
PG: Los insultos generan una reafirmación. Si nos remontamos setenta años atrás y vemos las cosas que los franquistas decían de los republicanos, igual hasta encontraríamos insultos similares. Aprovecharon su mayoría absoluta para cebarse, insultando y criminalizando a la oposición. Es una forma de negar la posibilidad de crítica democrática.
P. La vigencia de la canción de autor es plena, aquí estáis dos músicos que representáis a dos generaciones distintas, pero con sensibilidades parecidas. ¿Tendrán larga vida los cantautores?
PG: Espero que tanta como Beethoven. En la Edad Media ya había cantautores y ha llegado hasta hoy una tradición trovadoresca, de tipos que con un instrumento cantan historias que tienen que ver con la realidad que viven. No veo ninguna razón para que eso cambie. Otra cosa es la repercusión mediática que eso pueda tener en cada momento. Porque vivimos una sociedad que valora en función de las repercusiones mediáticas.