Texto: Patricia Campelo
Quienes peinen canas y residan al oeste ripense no se extrañarán de la ola solidaria acrecentada en la ciudad durante la crisis del coronavirus COVID-19.
Aquellas familias que llegaron al ‘far west’ de Rivas a principios de los años 80 carecían de recursos básicos para comenzar sus nuevas vidas. En algunas viviendas, incluso, no había electricidad o agua. Y en aquel contexto de necesidad comenzaron a tejerse unas redes ciudadanas de lucha y solidaridad que han llegado a nuestros días. Desde recoger a diario, en Conde de Casal, a ripenses que regresaban a casa del trabajo, a las manifestaciones que cortaban la carretera de Valencia contra la incineradora o a la acogida de infancia refugiada del Sáhara y los Balcanes. Redes tejidas con hilo resistente que formaron el músculo que hoy alienta esas iniciativas ciudadanas que refuerzan el espíritu comunitario ripense. Un acervo adoptado por las familias que han engrosado la ciudad: del Casco Antiguo, la zona decana, hasta el barrio de La Luna pasando por las nuevas urbanizaciones del centro.
Toda la localidad está tocada por ese impulso de participación en la comunidad, y su última expresión ha sido la forma de ofrecer ayuda durante el confinamiento decretado para frenar los contagios por COVID-19.
Cientos de llamadas, mails, contactos e iniciativas desde las redes sociales dimensionan la solidaridad ripense. A lo largo de los días, desde el decreto del estado de alarma, el pasado 14 de marzo, se han sucedido las acciones. Algunas de ellas se han coordinado de manera autónoma en apenas semana y media. Es el caso de Rivas Proyecto Solidario, que aglutina los grupos de WhatsApp que cosen mascarillas, batas e imprimen viseras sanitarias.
Mayca Ezcurra y Sonia Barragán atienden las solicitudes que les llegan, tanto de necesidades como de ofrecimientos, y las redistribuyen entre los grupos. Cerca de 200 personas, “y sumando más cada día”, asegura Mayca, nutren estas tropas que habían fabricado, hasta el pasado 3 de abril, cerca de 2.800 mascarillas, 500 batas y 720 viseras.
“Según nos han explicado en los hospitales, las mejores son las mascarillas con empapador, de un solo uso. También hacemos las de doble tela, a las que se puede colocar un filtro en medio”, explica la voluntaria. En el caso de las batas, las confeccionan con bolsas industriales de basura. Después, el grupo de logística, con cinco personas, se encarga de recoger y repartir casa a casa para que nadie tenga que salir, solo bajar al portal. “Llevan guantes, mascarillas, viseras 3D y bote de hidroalcohol”. Según relata Mayca, ya han entregado el material a hospitales como el Gregorio Marañón, Infanta Leonor o 12 de Octubre, en un centro de esclerosis de la Comunidad de Madrid, a policías y guardias civiles o residencias, entre otros.
Por su parte, también funciona con éxito el grupo Coronavirus Makers Madrid, que imprime viseras sanitarias en impresoras 3D en la región. A fecha del pasado 6 de abril, sólo desde Rivas se habían impreso 2.650 unidades. En este caso, el colectivo local las entrega al Ayuntamiento que, después, las distribuye entre los equipos sanitarios que las requieran.
AYUDAS VENTANA A VENTANA
En otros casos, los propios vecindarios, que ahora se miran a la cara más que nunca en la cita diaria con los aplausos al personal sanitario, la ayuda brota puerta a puerta. Es el caso de la ripense Mar, que pidió resolver el acceso al suministro de agua de una vecina que carecía de este bien básico; de Cristina, que reveló cómo los hijos de una familia de la Cañada Real no figuraban en los listados de ayudas de comedor escolar, o de Lucía, que ofreció al Ayuntamiento una finca en una localidad cercana para que se le de el uso que se considere durante esta crisis.
Las asociaciones ripenses también se han involucrado. Algunas deportivas han recaudado dinero, como Uros de Rivas, para conseguir radios, pilas, bebidas isotónicas o pasatiempos para las personas ingresadas en el hospital Infanta Leonor. También, bombones y golosinas para el personal sanitario. O el club de triatlón Diablillos, que reunió materiales para ayudar en la fabricación de las viseras 3D.
Otras entidades culturales que se han sumado a la ola solidaria son Triana en Rivas, que ha ofrecido su facturación anual de cuotas de socio, o Amal, para traducciones al árabe de los mensajes grabados de Guardia Civil o Policía Local y de los textos informativos sobre la COVID-19 [la población de origen marroquí es la segunda más numerosa en el municipio, con 989 vecinas y vecinos según datos del padrón].
SOLIDARIDAD EMPRESARIAL
Por su parte, las empresas ripenses han cambiado estos días su actividad comercial por la no lucrativa. Es el caso de Tryobsa, la compañía de plantas de tratamiento fundada por los ripenses Francisco Quero e Inma Muñoz.
Francisco contactó con el Ayuntamiento a través de la página de Facebook para ofrecer el cañón nebulizador que utiliza en una de esas plantas para mitigar el polvo. “Al tener la actividad cerrada, se nos ocurrió equipar uno de los camiones para poder hacer esta labor en los municipios donde se ubican nuestras plantas y poder luchar contra la COVID-19 junto a nuestros vecinos”, explica el empresario. Así, el pasado 1 de abril, escoltado por Policía Local y en un recorrido guiado por Rivamadrid, el camión con el cañón nebulizador desinfectó con una solución de agua e hipoclorito aportada por la empresa pública ripense las zonas próximas a centros de salud, residencias, centros comerciales y parada de metro. Tres horas de recorrido que se repitieron una semana después. “Nuestro equipo adecuó en tiempo récord un vehículo con el cañón nebulizador y estamos dando servicio las 24 horas a los municipios que nos solicitan la ayuda”, afirma el ripense.
Otras empresas, como las que surten a los comedores escolares de la ciudad, Scolarest, Comedores Blanco, Central de catering, Gastronomic y Comedores Fuentes Riaño, han realizado donaciones de comida a la Red de Recuperación de Alimentos de Rivas (RRAR), que se encarga de entregarlas a las familias en colaboración con los Servicios Sociales del Ayuntamiento. Además, la academia local Zona de Ciencias ha abierto al público sus contenidos educativos digitales. La empresa tecnológica ripense Virtual Cable ofrece su aplicación de software a pymes para teletrabajar.
El complejo La Cigüeña alberga a personas sin recursos y la empresa Suministros Limpiadores Sánchez Ruiz aporta material para la confección de batas. También, una empresa de karting ha ofrecido gafas de cross y geles; Toldos Mario se dispuso a comprar artículos de primera necesidad a familias en situación desfavorecida y la Asociación Empresarial de Arganda, Rivas y Comarca (Asearco) presta asistencia legal a empresas. Y esto son sólo algunos ejemplos de la montaña solidaria que emerge en la ciudad cada día durante la crisis de la COVID-19.
PEDIATRÍA Y CORONAVIRUS
Las redes sociales configuran la forma más habitual de organizar ayuda durante estas semanas inciertas. Sobre todo, en lo que a resolución de dudas sobre salud se refiere. Personal de la sanidad pública extrae el poco tiempo que tiene ante esta emergencia para calmar preocupaciones de vecinas y vecinos. Es el caso de los grupos de Facebook creados para consultas específicas en esta crisis sanitaria: Matronas por Rivas, que presta ayuda profesional a mujeres gestantes y está abierto a la participación de matronas, y Pediatría en Tiempos de COVID-19.
Este último ha sido promovido por el pediatra Ángel González Requejo, con ayuda de sus compañeras del centro de salud Santa Mónica Elisabeth Espinosa y María Gil, también pediatras, y Rocío Mateo, enfermera de pediatría. “La idea surgió cuando, debido a la epidemia del coronavirus, se anularon las agendas de los centros de salud. La estrategia se basó en la atención telefónica para que los pacientes, salvo casos muy justificados, no acudieran a los centros. Después, administración los anotaba en un listado y su médico les llamaba. Este modelo de atención no tuvo en consideración las peculiaridades de la pediatría”, explica el médico.
“La COVID-19 en niños cursa, salvo casos excepcionales, como una enfermedad muy leve, pero seguían teniendo problemas de salud. Las familias se encontraron así entre la espada y la pared: por una parte no podían citarse por el sistema tradicional, por otra, les llegaban mensajes insistentes de no acudir a su centro si no era imprescindible. Y después era casi imposible contactar por teléfono porque las centralitas están colapsadas”.
A primeros de abril, este grupo contaba ya con 1.500 miembros que realizaban “un número de consultas muy razonable”, aclara Ángel, lo que les permite “contestar a todas”. Las dudas con las que se aterriza son variadas: “Si se mantienen los controles, si se siguen poniendo las vacunas o si hay dentista”. Otras vienen acompañadas de fotografías o se refieren a problemas de la piel, “alguna caries -tenemos una dentista que contesta amablemente-, algún traumatismo y muchas preguntas sobre lo más habitual: fiebres, toses, mocos, diarreas”, enumera.
CULTURA PARA EVADIRSE
En el apartado de iniciativas culturales para el entretenimiento, el coro góspel The singing ladies ha creado un vídeo de agradecimiento a profesionales que están en primera fila; el colectivo I+D Films, junto a ScenoFilm y CineLab, ha grabado un cortometraje con más de 40 ripenses para divertir a la población.
También, alumnado de la Escuela Municipal de Música ha compartido un vídeo musical interpretando a varias voces e instrumentos la canción ‘Don´t worry be happy’; la asociación Escritores de Rivas prepara un audiovisual colaborativo con la narración de una historia o poema entre vecinas y vecinos; integrantes de Micro Abierto dieron un concierto con 21 actuaciones grabadas en su casas -después, prepararon un rap con más de 20 artistas– y el vecindario de la urbanización Pablo Iglesias ameniza desde sus ventanas con versiones de canciones clásicas adaptadas a esta realidad.
Las ampas, los clubes deportivos o los miembros de los foros infantil y juvenil también participan en las iniciativas que buscan animar el confinamiento. Todo un torrente de acciones que no cesan y que se resumen en las letras gigantes y entrelazadas que dominan la fachada de la biblioteca Gloria Fuertes, ‘felicidad y resistencia’. Quien no las conozca, visitar esta obra artística puede figurar en la agenda de planes cuando acabe la cuarentena.