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– Reportaje: 100.000 habitantes. Claves para seguir siendo Rivas.
“Somos como una isla dentro de la Comunidad de Madrid”
ASOCIACIÓN VECINAL BARRIO DE LA LUNA> Profesoras de instituto, Vanessa Herreros y Lucía Calderón son representantes del movimiento ciudadano.
Son profesoras de secundaria y el rostro visible de la Asociación Vecinal La Luna, con más de un centenar de personas detrás. Lucía Calderón y Vanessa Herreros no pierden ocasión de reivindicar mejoras para su barrio, el más joven de Rivas, una ciudad que ha crecido hasta los 100.000 habitantes y cuya esencia “pervive” todavía. Aseguran que Rivas necesita equipararse a otros municipios similares en servicios como la sanidad, las comunicaciones por carretera o la educación.
Rivas ha alcanzado los 100.000 habitantes. ¿Qué es lo que más os gusta y más os disgusta de esta circunstancia?
Vanessa: Rivas ha pasado de ser un barrio periférico, dormitorio, a la ciudad en que se ha convertido ahora. Como cosa positiva, se ha seguido una línea muy progresiva en cuanto a aspectos sociales o culturales. En el aspecto negativo, vemos que no llegan ciertas cosas porque nos tienen totalmente bloqueados desde la Comunidad de Madrid. Otros municipios con menos habitantes cuentan con su acceso a la M-50, su hospital, su centro de especialidades médicas.
¿Qué necesidad es la más urgente?
Lucía: En el barrio de La Luna venimos reivindicando desde hace tiempo el cuarto centro de salud con un centro de especialidades, que están la parcela y el cartel para su construcción. Reivindicamos también un pasillo verde que diferencie la parte urbana del futuro polígono industrial y tecnológico de la M-50. Necesitamos una biblioteca, aunque en Rivas hay bastantes, y una línea de autobús que pueda unir nuestra zona con la Renfe de Puerta de Arganda.
¿A qué retos de una ciudad de 100.000 habitantes?
V: Necesitamos equipararnos a otros municipios de 100.000 habitantes y no tener que estar suplicando siempre a la Comunidad de Madrid cosas tan básicas como personal médico en nuestros centros de salud, un enlace a una carretera o centros educativos, porque en Rivas estamos en emergencia educativa.
¿Antes de llegar a La Luna ya vivíais en Rivas?
L: Nosotras vivimos aquí desde 1987 y 1984 respectivamente y hemos visto Rivas desde los orígenes. Nosotras somos de la cooperativa de Pablo Iglesias, que junto con Covibar fundaron Rivas. A gran parte de los jóvenes que vivimos en La Luna nos tocó una vivienda de protección pública, un aspecto a valorar del municipio. Somos de Covibar y de Pablo Iglesias de toda la vida.
¿Se ha podido perder la esencia de Rivas, al ser ya una ciudad tan grande?
V: No se ha perdido, esa esencia pervive en la ciudad. La ciudad tiene que ir creciendo, pero tenemos un techo en la Comunidad de Madrid que no nos deja.
¿Por qué recomendaríais a alguien venir a vivir a Rivas?
L: A la gente le encantaría venir a vivir a Rivas por sus servicios sociales y culturales. Es una ciudad verde, hay tranquilidad, muchos espacios abiertos. Hay una oferta única, somos como una isla dentro de la Comunidad de Madrid.
“En 1979 nos plantearon un plan de urbanismo para 125.000 personas”
ANTONIO MARTÍNEZ VERA> El ex alcalde de Rivas, que rigió el municipio entre 1979 y 1987, aprobó el primer plan de ordenación urbana.
Entre el ocaso de la dictadura franquista y la llegada de la democracia, un chico nacido en la principal finca agrícola ripense, e hijo de la maestra del pueblo, empezó a movilizarse para “hacer patria”. Es Antonio Martínez Vera (86 años), alcalde de Rivas Vaciamadrid con una agrupación independiente entre 1979 y 1987, cuando la población pasó de 700 habitantes a 6.302. Recaló en El Porcal, esa extensión de tierra donde se vivía y trabajaba, con su madre, una maestra republicana depurada durante el franquismo y que logró en este municipio su primer destino tras años de ostracismo. El espíritu luchador ya le corría por la sangre, y la vida ripense se lo terminó de moldear. Hoy, sigue en su casa del Casco Antiguo. Sus hijos e hijas también residen en esta ciudad que Antonio contempla con cariño y de la que se siente aún parte activa, ahora, desde la Asociación Vecinal de Amigos de Vaciamadrid.
¿Cómo comenzó a movilizarse para mejorar su ciudad?
Apenas éramos 700 habitantes contando las fincas, y nos reuníamos para ver qué podíamos hacer. Yo iba al Ayuntamiento y hablaba con los mayores. Así poco a poco hasta que en 1979 logré llegar a la alcaldía.
¿Uno de los primeros pasos fue aprobar el Plan General de Ordenación Urbana?
Nos vino Madrid con un proyecto para 125.000 habitantes, pero nos pareció una barbaridad. Planteamos otro para 35.000, y ese fue el que aprobamos y con el que comenzamos a trabajar.
Fue una época intensa.
Había mucho trabajo y no teníamos ni secretario en el Ayuntamiento. Yo abría y cerraba cada día. Luego llegaron las urbanizaciones de Pablo Iglesias y Covibar e íbamos allí a reunirnos con los vecinos. Hacíamos asambleas y me volvía con una carpeta llena de demandas. No teníamos ni coche para movernos hasta esa zona. Nos tenían que llevar los propios constructores.
¿Empezó a fraguarse ahí el carácter luchador ripense?
Desde el primer día sabían lo que querían, y ayudamos en lo que pudimos. Viendo el pueblo ahora cómo está pienso que fue un acierto lo que hicimos. Yo estoy encantado.
¿Sigue siendo Rivas una ciudad diferente?
Yo estoy enamorado de todo lo que se ha hecho. Creo que tenemos de todo y me da igual quién lo hiciera. Sigo pensando que Rivas Vaciamadrid, que lo conocí en los años 50 cuando era todo campo, es hoy uno de los mejores pueblos de España.
“Rivas es fácil y cómoda para vivir una familia”
FAMILIA GAYO PÉREZ> Se instalaron en Rivas hace cuatro años. Los espacios naturales, la participación ciudadana y los servicios públicos, claves en su decisión.
Daniel Gayo ya estuvo por Rivas entre 2012 y 2016, aunque hace ya cuatro años se trasladó a la localidad con toda su familia: su pareja Patricia, su hijo Unai y su hija Lena. Adquirieron una vivienda en la calle de José Manuel Caballero Bonald, en el barrio Centro, junto al auditorio Miguel Ríos. Él es de Aluche y Patricia, su pareja, viene de vivir en el centro de Madrid, en plena calle del Ferrocarril.
De Rivas valoran la alta implicación ciudadana en todos los aspectos de la vida social y política de la ciudad, así como las zonas verdes y los espacios naturales que ofrece a sus habitantes. Sin embargo, echan en falta una comunicación más directa con Madrid a través del transporte público. “Nos gustaría algún tipo de autobús lanzadera”, señala Daniel Gayo, que se muestra algo reticente a que la ciudad siga creciendo.
¿De dónde vienen?
Venimos de Madrid. Yo de Aluche, y mi chica de la calle del Ferrocarril, del centro de Madrid.
¿Por qué eligieron Rivas?
El principal argumento es la política que se estaba llevando aquí, los espacios tan amplios de naturaleza para llevar a los niños. También se lleva mucho la participación ciudadana, nos gusta cómo se involucra el ciudadano. Valoramos también todos los servicios públicos que tiene Rivas, tanto colegios como institutos, aunque faltan algunos más. Eso también era importante. Y sobre todo la facilidad de moverte para llevar a los niños al colegio, las actividades infantiles que se hacen en Rivas, ya que todas las semanas hay alguna actividad. Rivas es fácil y cómoda para vivir una familia.
¿Se cumplieron sus expectativas?
Sí, de momento todo funciona perfectamente.
En este tiempo, ¿qué es lo que más valoran?
Lo que más valoramos es lo que contaba antes, la facilidad de hacer un plan para salir con la bici, las zonas amplias de naturaleza, la cercanía de los colegios o las actividades infantiles que hay constantemente. Cuando tienes niños es algo que funciona muy bien.
¿Y qué echan en falta?
Quizás mejorar las comunicaciones por transporte público. El tema de la M-50 es algo importante, con el carril bici estamos perfectamente de acuerdo, pero nos gustaría algún tipo de autobús lanzadera desde Rivas a Madrid, que pasase cada menos tiempo. Se trata de facilitar un poco más la comunicación con Madrid.
Y una vez llegados a los 100.000 habitantes, ¿por dónde tiene que ir el futuro de Rivas?
Yo creo que, si Rivas crece más, todo va a ser diferente, al ser un municipio más grande. Yo pararía un poco toda la construcción, no nos gustaría que Rivas creciera aún más, porque fue uno de los temas por los que nos vinimos.
“Calidad y calidez, eso aporta el pequeño comercio a la ciudad”
ALBA PÉREZ> Propietaria de la droguería ecológica La Ecologita. Su tienda se ha convertido en referente comercial de la vida de barrio en Covibar.
Fiel a su idea de acuñar una biografía lo más respetuosa posible con el medio ambiente, Alba Pérez abrió en 2019 la droguería ecológica que supuso una novedad comercial en Covibar: La Ecologita. Hoy, con 32 años, socia de la ONG Ecologistas en Acción y con parte de su juventud latiendo en el municipio a pesar de no ser de Rivas, el mostrador de su tienda es un buen faro para cartografiar la vida de un barrio con mucho corazón.
¿Qué lleva a alguien que no es de Rivas a emprender un negocio en Rivas?
Rivas tiene una conciencia medioambiental que no tienen otros sitios. A lo largo de un montón de décadas, se han hecho políticas públicas en ese sentido. Recuerdo cuando venía de joven de Vallecas, con 15 años para participar en las Semanas de la Juventud, que veíamos a Rivas con otros ojos: gran cantidad de zonas verdes, apuestas por proyectos que de los que no habías oído hablar antes, como utilizar vasos reutilizables en las fiestas… Eso hace de Rivas un sitio ideal para este tipo de tiendas.
¿Qué aporta el pequeño comercio a la vida de barrio?
Aporta seguridad, vida, ganas de relacionarte con otras personas y pasear por las calles. Todo lo que tenga que ver con relacionarse con otros seres humanos. Aporta calidad y calidez. Las tiendas no solo somos espacios donde se hacen transacciones económicas, son lugares de refugio donde se puede hablar.
¿Qué tiene de ecológico un negocio como La Ecologita?
Compro a productoras del mercado social y trato que los productos sean de proximidad y con ingredientes ecológicos. Casi no hay plástico en mi tienda. Y empleo un sistema de relleno para los envases de limpieza. Pongo mucha conciencia en cada cosa que hago para provocar el menor impacto en el planeta.
Desde el escaparate de su tienda, ¿cómo se ve Rivas?
Veo cómo se relacionan las personas. Veo celebraciones en el parque de Asturias. Un barrio con mucha vida y zona verde donde te apetece relacionarte. Espacio público donde encontrarse. Y en lo negativo, que cada vez cierran más comercios pequeños con muchos años de vida, por las subidas de alquiler. Eso da muchísima pena. Estamos en desventaja frente a las grandes superficies. Abrir cada mañana una verja no siempre es fácil.
¿Qué le gusta de esta ciudad y qué echa en falta?
De mi zona me gusta que es muy barrio. La gente viene andando. Y puedes hacer la compra de la semana en el barrio. Y echo en falta que eso se pueda hacer en otras zonas de Rivas, las más nuevas con ese desarrollo de urbanizaciones muy cerradas donde coges el coche para ir al centro comercial.