Tiene 90 años y sus palabras transmiten más fuerza e ilusión que las de muchas quinceañeras. Reconocida como una de las más grandes bailarinas clásicas del siglo XX, esta coreógrafa y formadora de nuevas generaciones de bailarines y bailarinas cubanos sigue trabajando incansablemente porque «no entiendo la vida de otra manera». El 8 de noviembre, Alicia Alonso vendrá a Rivas porque se le va a poner su nombre a una avenida de la ciudad.
- Texto publicado en la revista Rivas Al Día noviembre 2011. Escrito por José Luis Corretjé.
El homenaje de Rivas llega tras otros que le han realizado en Londres o Nueva York por citar dos casos. ¿Le sigue haciendo ilusión que el público y el mundo de la cultura ensalce su figura?
Están siendo muy amables conmigo todos. Hasta este momento me han homenajeado en el Covent Garden de Londres. En Estados Unidos, en el Metropolitan Opera House de Nueva York. El más reciente es el de Moscú, en el teatro Bolshoi. De verdad que es muy emocionante. Después de tantos años bailando y visitando estos países, me hace mucha ilusión.
Después de haber bailado en las compañías más prestigiosas del mundo y en los escenarios más conocidos, ¿podría citarnos algún recuerdo especial e imborrable de estos años?
Recuerdo la primera vez que bailé en los Estados Unidos, en el Metropolitan. Cuando interpreté mi primera ‘Giselle’. Yo era solista del American Ballet Theatre y la primera bailarina se enfermó, así que me pidieron que bailara en su lugar interpretando el papel protagonista. Acepté, bailé y ese momento no se me olvidará jamás. Ese momento marcó el camino de mi carrera de bailarina, que era lo que yo quería hacer: ser bailarina de ballet clásico. Todavía recuerdo cuando llegué a mi camerino, me quité las zapatillas y vi que tenía el pie, el calcañar todo lleno de sangre. Ni me había dado cuenta que me había lastimado. No sentí ningún dolor. Estaba tan metida en mi papel, tan emocionada con lo que hacía que no me di ni cuenta.
Pese a que han transcurrido muchas décadas desde que se crearon ballets como ‘El lago de los cisnes’ o ‘La bella durmiente’, ¿sigue siendo la danza clásica un código comprensible para las y los espectadores del siglo XXI?
El ballet clásico es eterno. Es la base de la cultura y de la historia de la danza. Digo yo que los grandes pintores que hemos tenido que nos han dejado obras maestras, ¿usted cree que ya han pasado de moda y que no deberíamos disfrutar con su contemplación? Tenemos que seguir avanzando, investigando, pero sin olvidar todo lo bueno logrado. Y no debemos dejar de representar estos ballets, para que la gente joven los vea.
Se dice que la música nos hace personas más abiertas al mundo y a los demás. ¿Cree que la danza debería ser, desde la escuela, una asignatura obligatoria?
Yo creo que es esencial. Al menos, daño al organismo no le hace. Es un ejercicio que nos permite coordinar el cuerpo completo, el movimiento de las piernas, los brazos, su cabeza? Es un movimiento armónico, no violento. Además, yo creo que una vez que uno aprende a controlar todo su cuerpo ya puede intentar otros pasos, comenzar a divertirse de una forma artística y bella.
Usted se ha convertido en una leyenda viva como intérprete y coreógrafa, pero también ha invertido muchas energías e ilusión en forjar nuevas vías para la formación de compañías y bailarines. ¿Están olvidando, en general, las instituciones públicas (hablemos de España) reforzar a los nuevos talentos?
En Cuba al menos, a los chavales los examinan, a los nueve o diez años y si quieren hacer ballet les dan los estudios de danza gratis. Igual que si optan por la pintura, la música o el teatro. A partir de ahí van creciendo en el conocimiento de la cultura artística que te da un conocimiento riquísimo de la vida.
Antonio Gades, uno de los grandes nombres de la cultura española, está muy ligado a su historia ¿se ha reconocido en nuestro país el papel central que tuvo como revulsivo de este arte?
Yo bailé con Antonio Gades y nos filmaron un documental. Hicimos un ‘pas de deux’, (paso de dos): yo bailaba ballet y él con el ritmo de la danza española. Era un bailarín fabuloso y un personaje muy grande. Y era una belleza lo que hicimos. Pero el documental se perdió. Alguien lo tiene en su colección, guardado. Algún día lo veremos.
En España cuando hablamos de danza se habla de Nacho Duato, de Víctor Ullate, Joaquín Cortés o Antonio Canales. Sin embargo no hay tantos nombres femeninos mediáticos. ¿No le parece curioso cuando la danza es un territorio fundamentalmente femenino?
No. A mí me parece que tiene mala memoria, porque ustedes tienen grandes bailarinas: Antonia Mercé, Carmen Amaya? Y tienen bailarinas clásicas que están danzando fuera de España porque no tienen una compañía clásica, aunque parece que quieren formarla. Yo estoy en la Universidad Rey Juan Carlos y allí tenemos el ‘Instituto de danza Alicia Alonso’. Allí tenemos un pequeño grupo de gente con talento que va bien.
Esta entrevista se la hacemos cuando viaja a una actuación con su compañía que está de gira por España. ¿Usted no se cansa nunca?
No (risas) yo no me canso nunca de vivir. Para mí el trabajo es vivir. La danza es la razón de mi vida. Es cuando me siento útil porque lo que sé lo puedo enseñar. Y no hay nada más fantástico que sentirse útil. ¿Qué le parece que una ciudad como Rivas se haya interesado en homenajearla? Me parece un honor. Estoy muy agradecida y muy contenta… No sé cómo puede explicarse eso. Cuando esté allí le podré expresar mejor lo que siento.
