«La lucha es larga; el patriarcado lleva muchos siglos en marcha»
Entrevista: Patricia Campelo
Lleva más de una década dejando huella por el país con su monólogo ‘No sólo duelen los golpes’, una tragicomedia narrada en primera persona sobre las violencias machistas. Pamela Palenciano (Andújar, Jaén, 1982) firma este relato que nació como exposición de fotos y taller de prevención antes de reformularse como actuación teatral. Ahora, recala en Rivas con el festival Coñumor, al que suma un extracto de su ya célebre actuación (sábado 15, 19.25). Ese mismo día, además, participa en la obra infantil que aborda estereotipos de género ‘Me sobra la mochila’ (13.00).
¿Cómo define el humor feminista?
Como necesario y urgente porque nace de una necesidad de reírse del poder. Es muy fácil hacer un chiste desde una posición de poder como, por ejemplo, hombre blanco heterosexual. Desde ahí es fácil reírse de los moros, pobres, gitanos o mujeres. Nosotras, desde abajo, nos reímos de los de arriba, algo que además es muy bufonesco porque aunque los reyes tenían al bufón de entretenimiento, lo que éste hacía era reírse del rey. El clown [payaso] se ríe más de sí mismo, pero el bufón es más pícaro y pícara, se ríe del poder.
¿En qué le ha ayudado usar el humor en su monólogo sobre las violencias machistas ‘No sólo duelen los golpes’?
Empecé a usarlo porque estaba muy cansada de que se rieran de mí, de que me juzgaran. Contaba mi historia y era yo la juzgada, no él. Y vi que lo que funcionaba era la risa. Hablar con una rabia descarnada sin humor dentro era como muy bestia. Encontré que era más fácil para el público, pero también para mí, porque si no era muy agobiante recordar todos los días lo mismo sin la distancia teatral y del humor.
¿Está en el humor la clave del éxito de su monólogo, a tenor de los reconocimientos que recaba?
A parte del humor, siento que si hay un reconocimiento es porque hablo desde la verdad. Cuando te hablan desde ahí, vienen a escucharte. La gente, cuando te ve cinco o seis veces, no lo hace por asistir a una obra de teatro. Si vuelves tanto es que buscas otra cosa; en mi caso, algo más terapéutico que te mueve para tomar decisiones. Creo que el éxito viene por ahí, y el humor es el vehículo.
¿Qué cuentan en la obra ‘Me sobra la mochila’?
Es un teatro familiar, de 45 minutos, para niñas y niños de 5 a 12 años. El mensaje es a través de canciones para que vean lo que ocurre entre el azul y el rosa como conflicto, y creemos que cuanto antes se les hable de este tema, mejor.
¿Una fórmula de desactivar el humor machista es proporcionar recursos cómicos desde el feminismo?
Y además de los chistes, estrategias de autodefensa feminista, dentro de las cuales está el humor. Y en eso estamos porque la lucha es larga, el patriarcado lleva 21 siglos en marcha.
¿Cuáles son los límites del humor?
Cuando el humor viene de arriba hacia abajo. Pero desde abajo hacia arriba, ninguna limitación. Bromas que descienden para hablar de la integridad física, simbólica o emocional de cualquier persona, que rebaja a mujeres, homosexuales, etc, ahí sí que pondría límites.
¿Qué tipo de público esperan?
Está abierto a hombres, mujeres, trans, personas no binarias, etc. Suele venir una mayoría de mujeres, con muchas identidades. Hay hombres hetero que no vienen porque saben que nos vamos a reír de su masculinidad hegemónica, pero que el mundo cambie también está en aprender a reírse de uno mismo.
