Es la gran esperanza de la natación española para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Dicen que el sucesor de Mireia Belmonte. A sus 18 años, Hugo González (Palma de Mallorca, 1999), residente en Rivas desde 2014, ha superado el doblete de 2006 de Belmonte, cuando la campeona ganó dos oros en un mundial júnior. El ripense se ha colgado tres en el de Indianápolis, que finalizó el 28 de agosto: en 100 y 200 espalda y en 400 estilos.
En las tres distancias ha establecido, además, mejor marca en la historia de los campeonatos. No sólo gana, sino que pulveriza registros. Además, fue plata en 50 espalda. Y cuarto en 200 estilos.
Su gesta lo convierte en el primer español en conquistar tres metales áureos en un mundial júnior. Ya subió a lo más alto del cajón en la anterior cita, Singapur 2015. Entonces sólo tenía 16 años y se coronó como el más rápido en 200 espalda. En 400 estilos logró el bronce. Un palmarés que asombra a especialistas: en dos mundiales acumula cuatro oros, una plata y un bronce. Lo nunca visto en España.
Su descomunal talento le permitió participar en los juegos de Río de Janeiro 2016 con apenas 17 años (edad júnior): alcanzó el puesto 16º en 200 espalda (semifinalista) y el 20º en 100 espalda. Con 195 cm de altura, 86 kg y una envergadura de 2,04 m (la de Michael Phelps era de 2,08), su techo está aún por descubrir.
Belmonte tardó seis años en ganar su primer metal olímpico tras proclamarse campeona del mundo júnior. «Si nada se tuerce, puede convertirse en medallista en Tokio 2020», pronosticaba en 2015 Raúl Bueno Sánchez, técnico de la Agrupación Deportiva Natación Rivas, entidad con la que compitió el joven entre 2010 y 2015. Ahora lo hace con Real Canoe.
BRASIL Y MALLORCA
Hijo de madre brasileña y padre mallorquín, González es un tipo sencillo al que le gusta el rock de ACDC y Iron Maiden. Hace dos veranos, cuando ‘Rivas al Día’ le dedicó su portada tras ganar su primer mundial, dijo que su lugar preferido de la ciudad era el parque Bellavista.
Cuando se le preguntaba qué le da la natación, respondía: »Me da valores, saber del sacrificio y del esfuerzo, aprender a saber esperar. Como en otros ámbitos de la vida, en la natación la recompensa viene después de una gran etapa de esfuerzo. Con ella aprendes a tener paciencia». Pues eso, paciencia para saber si en Tokio habrá medalla.
