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¿Quién cuida de las instalaciones deportivas?

Cuarenta y dos empleados ofrecen la cobertura necesaria para que miles de ripenses utilicen diariamente las instalaciones deportivas.

¿Quién cuida de las instalaciones deportivas?

Texto: Nacho Abad Andújar

Hay algo que Marta y Verónica, dos vecinas que nadan en la piscina cubierta del Cerro del Telégrafo, no saben. El baño que están disfrutando ahora mismo ha estado a punto de irse a pique. A primera hora de la mañana, una rotura en la cañería que abastece a la pileta ha exigido la intervención urgente de los operarios de mantenimiento del polideportivo municipal.

«Una avería considerable», advierte Julián Montero, uno de los tres trabajadores que ha reparado el desperfecto. La piscina ha permanecido cerrada dos horas. Un contratiempo que la cuadrilla ha conseguido minimizar todo lo que ha podido. Gracias a su cometido, los chapuzones se han reanudado y ahora prosiguen con toda normalidad.

El trabajador público Julián Montero integra la plantilla municipal compuesta por 42 empleados que se encarga de las labores de mantenimiento y control de las instalaciones deportivas públicas de la ciudad: los dos polideportivos municipales (Cerro del Telégrafo y Parque del Sureste), las dos piscinas de verano (La Partija y Casco Antiguo), los nueve pabellones deportivos de los colegios e institutos públicos; los tres campos de fútbol (Santa Ana, El Vivero y Casa Grande), la sala de musculación del edificio Atrio y las pistas deportivas de barrio.

La labor de esta brigada es doble. Por un lado, están los que se encargan de la conservación de las instalaciones, lo que implica labores de albañilería, pintura, fontanería, cerrajería o electricidad. Y visten de azul.

Se encargan de la conservación de las instalaciones con labores de albañilería, pintura, fontanería, cerrajería o electricidad

Por otro, están quienes controlan que las actividades deportivas se puedan realizar adecuadamente. Visten de rojo: suben, bajan y colocan canastas de baloncesto; ponen los postes y redes de voleibol; encienden y apagan focos de iluminación; comprueban que las redes de tenis conserven la altura reglamentaria; supervisan las condiciones higiénico-sanitarias del agua de las piscinas; facilitan el material deportivo a las escuelas y clubes o controlan la apertura y cierre de pistas.

Tanto unos como otros son piezas fundamentales, además, en la preparación de eventos deportivos, unos 150 al año [uno cada dos días y medio]. Un ejemplo: el último Campeonato de España de Luchas Olímpicas, celebrado el pasado 14 de marzo.

«Tuvimos que acondicionar el pabellón del Cerro del Telégrafo para la ocasión. Movilizamos un equipo de ocho trabajadores que, desde los días previos, adaptaron las instalaciones a las exigencias de la organización. Hubo que montar cuatro tapices para los combates, colocar marcadores, mesas y sillas o echar una mano en las salas de pesaje», explica Carlos Aranda, encargado de mantenimiento del polideportivo Cerro del Telégrafo.

También colocan canastas de baloncesto; ponen los postes y redes de voleibol; encienden y apagan focos de iluminación…

«Detrás de todo ese escaparate, hay un trabajo previo que no se ve», señala este empleado público con 15 años de experiencia.

INVISIBLES

Esa invisibilidad laboral es invocada por los trabajadores entrevistados. «El éxito de nuestra labor pasa por que no se nos vea. Que el usuario llegue, nos saludemos y no tenga que dirigirse a mí hasta que nos despidamos», resume Ricardo Acevedo, operario de infraestructura y control desde hace ocho años. Y añade: «Tengo vocación de servicio público. Me gusta que mi trabajo contribuya a que la gente realice una actividad deportiva».

Y es que uno de los rasgos que define a Rivas es la afición ciudadana al deporte. La Concejalía tiene contabilizados más de 9.000 abonos activos (individuales y familiares). Eso supone que unas 25.000 personas (Rivas tienen 81.000 habitantes) se benefician de esta tarjeta que permite descuentos en las escuelas deportivas y en el uso de instalaciones, ésas que cuida el equipo municipal que protagoniza este reportaje y sobre las que se pueden practicar, en el caso del Cerro del Telégrafo, hasta 26 deportes diferentes durante 14 horas y media al día, de 8.30 a 23.00.

«El éxito de nuestra labor pasa por que no se nos vea. Que el usuario llegue, nos saludemos y no tenga que dirigirse a mí hasta que nos despidamos»

Unas instalaciones que, en algunos casos como el mencionado polideportivo, arrastran ya 28 años de vida, lo que implica un desgaste natural de materiales y equipamientos (el Parque del Sureste es más reciente, se inauguró en diciembre de 2002).

FRENESÍ

Hay espacios que encadenan diferentes actividades. Y allí están los operarios para prepararlo todo. El pabellón del Parque del Sureste puede albergar en una misma tarde cuatro actividades en intervalos de una hora: baloncesto, voleibol, tenis de mesa y fútbol sala.

«Ayer, por ejemplo, en este recinto [pabellón del Cerro del Telégrafo], tuvimos que retirar las canastas, montar moqueta para la escuela municipal de gimnasia y luego volver a colocar las canastas porque entrenaba el equipo de baloncesto del Rivas Ecópolis», detalla Miguel Ángel Zori, operario de infraestructuras.

¿Y cómo son los usuarios ripenses? «Se comportan correctamente. La satisfacción te la llevas cuando te dan la enhorabuena por tu trabajo», responde Zori. «Son comprensivos. En general, no son quisquillosos», corrobora Magdalena Carmona, con seis años en el cargo y única mujer trabajadora en el turno de tarde.

Ella se ubica en el puesto de control del edificio del estadio de atletismo, donde se encuentra la sala de musculación, los vestuarios, varias salas polivalentes (yudo, aerobic, combifitness¿) y almacenes. «Mi trabajo consiste en controlar el acceso de los usuarios, facilitarles el material (vallas, pesos, colchonetas¿) que necesiten para realizar su actividad y supervisar que la instalación funcione al 100%», comenta.

La Comunidad concedió a Rivas en 2005 el Premio Siete Estrellas como reconocimiento a sus políticas públicas deportivas, «lo que incluye la calidad y estado de sus instalaciones»

A casi 400 metros de ella, en el centro de patinaje, dos compañeros taladran, pintan y derriban paredes. Están transformando cuatro casetas, anteriormente ubicadas en el recinto multifuncional (junto a Correos), en vestuarios para los equipos de hockey y la escuela de patinaje. Reciclaje puro y duro. Las casetas, una vez acondicionadas [pintura, carpintería, electricidad y albañilería], se adosan a la pared exterior del pabellón y se abre un hueco entre ambos para colocar una puerta. Pasados unos días, sus usuarios podrán disfrutar de nuevos vestuarios.

PREMIO SIETE ESTRELLAS

«El servicio que prestamos enriquece, especialmente cuando te felicitan al ver las instalaciones, algo que sucede con gente que viene de fuera. Muchas veces se quedan asombrados», comenta Julián Montero, el operario que a primera hora de la mañana arreglaba la avería de la piscina y ahora se emplea en el centro de patinaje.

Julián evoca el premio Siete Estrellas que la Comunidad de Madrid concedió a Rivas en 2005 como reconocimiento a sus políticas públicas deportivas, «lo que incluye la calidad y estado de sus instalaciones», razona el empleado municipal. Y remata: «Nos dicen que son unas instalaciones muy amplias, que están bien cuidadas y son muy variadas».

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