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El rugby crece en Rivas como una gran familia

Un equipo femenino y la escuela municipal se suman a la pasión por este deporte que se práctica en la localidad desde 2009. Conoce esta disciplina.

El rugby crece en Rivas como una gran familia
  • Texto: Irene Piedrabuena. Foto: Luis García Craus

Cuando salgo de entrenar me siento más espléndida y feliz. El rugby tiene algo que engancha. Te pica el gusanillo de volver a jugar», cuenta Milagros Galingo, Mila, una ripense de 27 años que forma parte del equipo femenino del Rivas Club de Rugby. Sólo llevan desde febrero placando, saltando en touche (saque de banda) o arremolinándose en una melé, y entre ellas ya se respira la camaradería que define a esta práctica deportiva.

«Es un deporte muy respetuoso. Permite la integración de toda la gente: desde una chica gordita hasta una más delgada o bajita. Da igual, siempre hay un hueco para todas», se sincera quien tocó un balón ovalado por primera vez en la Universidad Complutense de Madrid.

«Nunca se me dio bien ningún deporte hasta que jugué al rugby. Si te ejercitas, el patosismo desaparece, así que no hay trabas para jugar», cuenta alegre. El equipo entrena los lunes y miércoles, de 21.00 a 23.00, en el polideportivo Cerro del Telégrafo. El grupo femenino ha empezado este año: ya disputan partidos amistosos, y si consiguen más adeptas, podrán federarse la próxima temporada. «Muchas chicas creen que es una práctica muy bestia o masculino. Y no es así. Además, el juego entre mujeres es mucho más bonito, más técnico», argumenta.

«El rugby es un deporte muy respetuoso. Permite la integración de toda la gente»

«Entrenando tonificas el cuerpo, coges fondo y fortaleza y te quitas estrés», añade. «Yo soy más feliz desde que juego al rugby. Animo a las chicas de Rivas a que lo prueben», insiste. Su compañera Paula Hebrero conoció el club a través del equipo masculino hace dos años. Entonces, las pocas chicas que se apuntaron entrenaban con los chicos, hasta que en febrero consiguieron el número suficiente de participantes como para confeccionar su propio conjunto.

«Es un deporte muy dinámico y divertido. Lo importante es que te sientes parte del todo. El compañerismo es algo muy especial que yo no había visto en otras disciplinas», cuenta. «Cuando empecé a jugar, me decían en casa que me iba a matar porque soy muy chiquitina», remacha risueña para ilustrar que en el rugby la forma del cuerpo no es una limitación. «Para jugar al baloncesto tienes que ser alta, por ejemplo, pero en este deporte una chica gorda hace lo que no puede hacer una más delgada, y viceversa. Es un deporte de integración», añade Mila.

AGILIDAD FÍSICA

La entrenadora del equipo femenino Mercedes Vega refuerza esta idea: «Lo importante es que todas las personas valen para jugar a rugby. Hay 15 puestos en cada equipo y cada uno requiere unas cualidades especiales. Eso sí, es muy intenso y tienes que venir a pasártelo muy bien para disfrutar». Y lanza argumentos contra otro de los estereotipos que frena a muchas mujeres: la fortaleza física. «Desde fuera, se ve diferente porque sólo se ven placajes, pero no es necesario tener mucha fuerza, sino ser capaz de aguantar 80 minutos a tope y desarrollar agilidad física», matiza.

Existen dos ligas de rugby femenino en la Comunidad de Madrid: la copa femenina y la de promoción. En esta última jugarán en breve las ripenses. «Necesitamos a diez más para empezar a competir. Hasta ahora sólo jugamos amistosos», relata. «Animo a las mujeres del municipio a que vengan un día a entrenar. Y advierto: quien prueba el rugby, se engancha. Las chicas que han venido a dos o tres entrenamientos ya no lo dejan», asegura.

LOS CHICOS

Sus compañeros masculinos cuentan con mayor ventaja. El equipo se creó hace cuatro años por iniciativa de varios trabajadores de la empresa municipal Rivamadrid. Entonces, asumió la batuta Carlos Escriña (Madrid, 1962), ex seleccionador nacional del equipo femenino, con el que consiguió un sexto puesto en el Mundial de 1991, disputado en Gales [en rugby femenino, España es una potencia: se proclamó campeona de Europa en 2010 y subcampeona en 2011].

«El contrario sólo es tu rival durante el partido, pero después, en el ‘tercer tiempo’, es alguien que comparte tu filosofía y afición»

Ahora son un equipo sénior masculino que juega en la tercera categoría regional (federado desde 2011). Escriña intenta asentar las bases del rugby entre los 40 jugadores que conforman el equipo. «Tienen que saber hacer una melé, placar, chocar, correr en apoyo y comprender que no están en un equipo, sino que son el equipo. No juegan en el Rivas, son el Rivas», explica con ímpetu.

Este concepto, sumado al tercer tiempo, define la filosofía de este deporte. Cuando finaliza el partido, los integrantes de ambos equipos se reúnen con los árbitros en un bar para comentar las jugadas y alargar el partido, pero, esta vez, sobre la barra o unas mesas y compartiendo bebida.

EL TERCER TIEMPO

«El tercer tiempo es la demostración de la camaradería que hay en el rugby. El contrario sólo es tu rival durante el partido, pero después se convierte en una persona que comparte tu filosofía y afición. El rugby es un deporte solidario y hecho para el grupo», relata el capitán y presidente del club, Sebastián Rascó. El máximo responsable concluye con una petición: «Disponer de un campo propio para jugar los partidos en casa porque de momento nos tenemos que desplazar a Hortaleza para competir».

ESCUELA MUNICIPAL: 12 a 17 años

Una de las apuestas más fuertes del Club Rivas Rubgy es la escuela deportiva municipal en la que enseñan a niñas y niños desde pequeños. Se creó a principios de 2014 y de momento cuenta con 10 jugadores. «En este deporte son imprescindibles las normas, que desde pequeños entiendan que el contrario es importante. También hay que educar a los padres para que comprendan que el respeto es necesario», explica Escriña. La nueva escuela es fruto del acuerdo al que han llegado la Concejalía de Deportes y el Rivas Club de Rugby. En ella pueden aprender la práctica de este deporte, inventado por los británicos en el siglo XIX, chicas y chicos de 12 a 17 años.

MARTES Y JUEVES

Las clases se imparten en los campos de fútbol del polideportivo Cerro del Telégrafo, los martes y jueves, de 15.30 a 17.00. Las inscripciones se pueden tramitar ya en cualquiera de los dos polideportivos municipales (Cerro del Telégrafo y Parque del Sureste).

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