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A sus 17 años, la torrejonera Mariza Lizarazu, que aterrizó en el Rivas Ecópolis hace cinco temporadas como infantil de primer año, es una de las promesas de la canasta española. La base (dorsal 9 y 172 cm) acumula un palmarés que empieza a estirarse: campeona de Europa con la selección sub 16 en 2011 y seleccionada para el combinado nacional en todas las categorías desde la sub 13; oro con la selección madrileña del campeonato autonómico de España en 2010 con su compañera de equipo Marta Pérez, y dos veces campeona de Madrid, la primera con el cadete de Paula Justel y compañía (siendo ella infantil y compitiendo con jugadoras tres años mayores), y la segunda ahora, como júnior.
En 2010, Javier Fort la hizo debutar en la Euroliga. Y el bronce del campeonato de España de clubes lo ha ganado como júnior de primer año. Estudiante de 1º de Bachillerato, este agosto disputa el Mundial sub 17 con la selección en Holanda. Y el técnico nacional de la sub 18, Miguel Méndez, su entrenador también en el Rivas Ecópolis senior y júnior, la ha preseleccionado para el Europeo de Rumanía.
«Es la tempora soñada por cualquiera. Inolvidable. Ni nosotras ni nadie del club lo va a olvidar fácilmente», explica contenta por teléfono una noche de mayo mientras prepara los exámenes finales de curso.
El éxito del equipo júnior compromete el futuro: «Sería una decepción no alcanzar la final a cuatro en Madrid la próxima campañía». Sabe que en la selección sub 18 lo tiene aún difícil. Cita a las bases Elena de Alfredo, de Estudiantes y nacida en 1994, y la canaria Leticia Romero (1995). «Están por delante mía», dispara.
Pero estar preconvocada ya es una «alegría» para ella: «Ojalá pudiera doblar y jugar con la sub 17 (Mundial en agosto) y la sub 18 (Europeo en julio)». Penetradora y con buena visión de juego, aún necesita mejorar el tiro, según confiesa. Lizarazu, que botó su primer balón a los cuatro años y que llegó a Rivas de la mano de Carlos González, su actual entrenador en el júnior, es el futuro del baloncesto español.
