Texto: José Luis Corretjé.
Hace tres décadas, Rivas no se parecía ni en pintura a lo que es ahora. Entonces, tras la construcción de la urbanización Pablo Iglesias y del barrio de Covibar, la población no alcanzaba la cifra de 6.400 personas y cinco kilómetros de páramo separaban Rivas Oeste de Rivas Este.
Ahora, en 2017, ya se rebasan las 85.000 almas y la trama urbana se extiende, uniforme y con más de 28.000 viviendas, a lo largo de todo el término municipal. El nacimiento de la Concejalía de Juventud, en aquel año, fue una consecuencia natural de la reivindicación entusiasta que protagonizaron decenas de chicos y chicas.
Para lograrlo se habían recogido cientos de firmas con las que urgieron al Ayuntamiento para que habilitara un espacio como Casa de la Juventud y otro como Casa de la Música en la zona oeste de Rivas que entonces se conocía como ‘las urbanizaciones’. En el Casco Antiguo ya existía un espacio que era utilizado, sobre todo, por miembros de las peñas en las Fiestas locales.
Las peticiones llegaban de un colectivo diverso que, tres años más tarde, se reunirá en torno a una coordinadora de asociaciones juveniles. «Aquí nos conocíamos todo el mundo. Rivas era un lugar pequeño. La gente joven tenía ganas de hacer cosas y nos quejábamos casi siempre de lo mismo: de falta de locales para hacer talleres y de la ausencia de zonas de ocio nocturno», rememora Sara García, de 44 años, una de las jóvenes ripenses más activas de aquel tiempo.
Entonces, la Concejalía de Juventud tuvo primero como sede un antiguo piso piloto de una promoción de viviendas, ubicado en la avenida de los Almendros. Luego se mudó a unos barracones situados en el terreno que ahora ocupa el complejo comercial Rivas Centro. En 1999, se creó la Casa de la Juventud del Parque de Asturias, un espacio en el que todavía permanece.
La reivindicación de locales de ensayo para las bandas locales fue una de las demandas que se expresaron con mayor claridad. De hecho, Rivas fue pionera en aquel tiempo, a finales de los ochenta, como un municipio en el que el Ayuntamiento empezaba a apoyar a los grupos de música de jóvenes prestándoles salas en las que pudieran practicar con sus instrumentos.
En ese caldo de cultivo nacería ‘Rivas Ruido’, asociación de bandas locales que promovería el funcionamiento autogestionado por parte de la gente joven de la Casa de la Música, construida luego en la plaza Rosendo Mercado. Allí ejercieron como monitores en la enseñanza del manejo de instrumentos ‘Lichis’, cantante de La Cabra Mecánica; Jorge Pardo o Rubem Dantas, dos extraordinarios músicos de jazz que habían formado parte del grupo que acompañaba al inolvidable Paco de Lucía.
Todos ellos se vincularon a las actividades de Juventud porque, por entonces, residían en la ciudad. Otras personas conocidas han tenido relación en este tiempo con las actividades juveniles organizadas por el Ayuntamiento.
Es el caso de la actriz ripense Sandra Martín, que tras actuar en la película ‘La gran familia española’ (2013), del director Raúl Sánchez Arévalo, alcanzó cierta fama en la profesión. Sandra es bien conocida por su compromiso en espacios de participación de Infancia y Juventud. Como lo fue José María García, que en la actualidad ocupa el cargo de director de la Vivienda de la Comunidad de Madrid. algo parecido puede decirse de las diputadas Laura Camargo (Parlamento Balear) y Tania Sánchez (Congreso), o del diputado Raúl Camargo (Asamblea de Madrid).
«La gente joven de Rivas siempre ha sido consciente de que lo que ha conseguido ha costado mucho, que se ha logrado con esfuerzo. Y por eso lo valora y lo cuida», reflexiona Pedro del Cura, ahora alcalde de Rivas, pero que hace treinta años fue usuario de los servicios de Juventud, y concejal del área durante once años (de 2003 a 2014). Del Cura asegura que la juventud ripense sabe que dispone de recursos que no existen en otros lugares.
Miguel de las Heras, 20 años y miembro del Foro Juvenil, lo corrobora. «Un grupo de chavales de Rivas pertenecemos a un proyecto que se llama ‘Creando Futuro’ y nos reunimos con jóvenes de otros sitios del Estado. Y te aseguro que flipan cuando les contamos lo que tenemos aquí», subraya.
A la Concejalía de la Juventud hay que adjudicarle la creación de la Escuela Municipal de Animación de Rivas (EMAR), en 2002, un centro de formación sobre el ocio y el tiempo libre del que han salido 15 promociones de jóvenes que luego han desarrollado su labor profesional en campamentos, talleres y actividades lúdicas para niños y niñas.
Su equipo técnico diseñó el proyecto de intervención en los institutos ‘Ciudadan@s’, que ha promovido y dinamizado equipos de mediación y convivencia en secundaria durante casi tres lustros. Estos son dos ejemplos de las muchas iniciativas de participación y formación de adolescentes y jóvenes de Rivas en el ejercicio de sus derechos ciudadanos.
«Hemos tratado de vincular reivindicación y compromiso en los procesos de reflexión que hemos hecho con la juventud ripense cuando pedían algo», señala el alcalde de Rivas. «Porque ¿qué pasa cuando un movimiento reivindicativo logra lo que exige? Lo que suele suceder es que se desmoviliza. Pero este fenómeno no pasa en Rivas porque los jóvenes son conscientes de que lo que toca después es cuidar y mantener lo conseguido», desvela Del Cura, quien destaca el valor de la responsabilidad cuando se trata de patrimonio de la ciudadanía, de servicios públicos.
Uno de los ejemplos más ilustrativos sobre el grado de esta implicación fue la construcción de La Casa + Grande un centro juvenil que habían demandado con sus firmas 400 jóvenes del Casco Antiguo.
El proyecto, que se inició en 2006 y se caracteriza por su diseño rompedor, fue realizado de forma participativa por un estudio de arquitectura al que aportaron sus ideas y necesidades un grupo de chicos y chicas de 16 años del IES Julio Pérez. La Casa+Grande finalmente se construyó gracias a la financiación del Ayuntamiento.
Con el paso de los años, además de convertirse en un espacio muy utilizado por la gente joven de la zona, se ha hecho acreedor de varios premios de diseño arquitectónico.
ORGULLO RIPENSE
A quien viene de fuera le sorprende el sentimiento de arraigo a su ciudad y la defensa de la identidad que hace la gente joven de Rivas. Incluso con más vehemencia que los ripenses de otras edades. «Muchos jóvenes nos sentimos 100% ripenses.
Estamos orgullosos de lo que tenemos, porque nos lo hemos peleado, aunque somos conscientes de que queda mucho por hacer y por conseguir», recalca Miguel de las Heras, que empezó su ‘militancia ripense’ en el Foro Infantil, con ocho años, y que ha seguido ligado durante este tiempo a otros espacios de participación juvenil. Con el paso de los años, han variado las programaciones y las personas.
Pero una de las actividades que siguen realizando asociaciones de Rivas (en junio, cumplió su 20ª edición) es la Semana de la Juventud. Una de sus principales señas de identidad es que todas las actividades que se programan son decididas por más de 20 colectivos que agrupan a 400 chicos y chicas ripenses.
La autogestión desde la que trabajan les hace comprender que ser jóvenes puede ser también sinónimo de autonomía.»Este es un gran ejemplo para fomentar una ciudadanía responsable que conozca sus derechos, exija a los organismos públicos y actúe con iniciativa propia», explica Aída Castillejo, actual concejala de Juventud.
