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Microrrelatos premiados contra la violencia machista

Publicamos los textos ganadores del primer concurso de Rivas con microrrelatos contra las violencias machistas en redes sociales.

Microrrelatos premiados contra la violencia machista

Rivas convocó en octubre su primer concurso de microrrelatos contra las violencias machistas, centrado en la campaña municipal Rivas Contra las Violencias Machistas, que en 2019 abordaba la violencia de género en las redes sociales e internet. Había dos categorías: para mayores de 18 años y para menores de 18. estos son los textos reconocidos en la primera edición del certamen:

Relatos mayores de 18 años:

Ciber (des)activismo

Por Beatriz Alonso Pernas

Mirada al suelo o al móvil, excepcionalmente a un libro; esa es la norma. Por eso, la sensación con todo lo que ocurre en el número de paradas que dura tu trayecto es de invisibilidad. Si no lo veo no me afecta.

Ni hablar entonces de la actitud cuando pasa alguien pidiendo. Se nota siempre. Las pocas personas que no están absortas a su mundo sin quererlo, fingen estarlo aposta.

En este contexto, ¿cómo nos íbamos a sentir cómodas diciendo nada al tío que te toca el culo? ¿O al que viaja espatarrado? ¿O al que te restriega con sutileza su paquete?

Mejor dejarlo pasar, suspiras y vuelves a la pantalla de tu móvil a mimetizarte con el resto. Abres Facebook y ves varias publicaciones:

«Ni una menos», «No es acoso, es violación», «No al acoso callejero», «Si no haces nada, eres cómplice»¿

Irónico cuanto menos. Y piensas: Estupendo, ¿y cómo lo estamos llevando a la práctica? Todo lo criticamos pero, en nuestro ámbito de incidencia, no hacemos nada.

¿Y si probamos a levantar la cabeza? ¿Y si la próxima vez hacemos algo?

Empezar por lo pequeñito para poder cambiar lo global.

#AsiSí

Dindondiiin… Próxima parada, la indiferencia

La vacuna

Por Bruno García Tardón

Noticia de última hora¿ Se anunciaba en el programa de radio más escuchado de los últimos tiempos. Los coches arrancaban lentamente cuando el disco del semáforo se ponía en verde; quienes conducían tenían esta emisora sintonizada. Igual sucedía con las personas que esperaban en la parada del autobús, chocándose entre ellas, antes de subir a él. Y en el metro, para demorar la entrada en el oscuro y aislado túnel, se arremolinaba la gente en torno a las puertas.

¿ha sido descubierta ¿continuaba la emisión¿ una vacuna que impide el acoso hacia las mujeres en redes. Se debe suministrar a toda la población. Es eficaz, incluso, aplicándose en mujeres en estado de gestación, personas mayores, niñas y niños. Ha de suministrarse en dosis tan ilusionantes como metódicas, por personal altamente cualificado y en lugares que la Administración dotará para tal fin, sin restricciones. Todos los partidos políticos, con representación parlamentaria, se han puesto de acuerdo para que nadie carezca de ella. La receta para la vacuna, no olviden su nombre, es Educación, y en todas las comunidades educativas, especialmente colegios, se expenderá y administrará con sumo cuidado e igualdad de oportunidades.

Y desperté

Gracias, abuela

Por Diana Rodríguez Hidalgo

¿Sabes que eso que te ronda en la cabeza si lo compartes conmigo te pesará menos? Sin esta pregunta, quizá hoy Sara sería otra, o lo que es peor, quizá Sara ya no sería nada.

Su abuela supo ver que algo más que la edad del pavo se escondía detrás de los cambios de la niña de sus ojos. Pese a que cada palabra era una puñalada directa a su gastado corazón, escuchó en silencio uno a uno los mensajes, mientras las lágrimas que brotaban a borbotones de los ojos de la muchacha, arrastraban parte del dolor y la vergüenza que habían borrado su ilusión por vivir.

Esos mensajes hablan de él, de la clase de persona que es, del odio que le corroe por dentro, de la ira incrustada en cada una de sus células, de su necesidad de reafirmarse con la más sucia muestra de superioridad. No dudes jamás de ti, en tu vida solo tiene cabida el respeto y el amor.

Con estas palabras, mientras la abrazaba fuerte, fue como una inculta digital le devolvió la sonrisa a una nativa digital, reseteando su dolor y blindándola para siempre ante futuros ciberataques.

Para siempre

Por Ana Centellas Guijarro

El corazón palpita con fuerza dentro de mi pecho en el instante en que introduzco mi contraseña, mientras mantengo los dedos cruzados como si ese simple gesto pudiese evitar encontrarme con otro de sus comentarios. Ni siquiera lo conozco, pero ha conseguido que el hecho de acceder a mi perfil se convierta en el momento de más tensión del día. ¿Por qué no se olvidará de mí? Solo subí un selfie y, desde entonces, no he vuelto a publicar ni una sola fotografía mía. ¿Cómo hacerlo si a la imagen más ingenua le encuentra siempre una connotación sexual?

Ahí está. Su comentario brilla en la pantalla como una luz de neón en la más absoluta oscuridad. Pienso en responderle, como en tantas otras ocasiones, en pedirle que, por favor, se abstenga de realizar ese tipo de comentarios, pero sé que, en el fondo, no servirá para nada. Siento dentro de mí ese cosquilleo, tan conocido ya, que produce la indefensión, pero hoy mi paciencia ha llegado a su límite. Tomo por fin la decisión que tenía que haber tomado hace tiempo y solo siento alivio cuando denuncio y bloqueo su perfil.

Desaparece de mi vida, para siempre.

Sí, tú puedes

Por Gloria Galán Mon

No podía despegar la mirada de la pantalla que refulgía en la oscuridad de la habitación. La miraba, pero no la veía, llevaba así desde el último mensaje, el que le había dejado en ese estado. No se atrevía a volver a leerlo, no se atrevía a levantarse, a salir de la habitación, a contárselo a alguien, simplemente no se atrevía a nada.

Recordó aquella tarde con Daniel, cómo la besaba y le decía Estoy loco por ti y lo estúpida que fue al creerle ¡Cómo iba a saber que lo estaba grabando todo! Y ahora, este mensaje, quién sabe de quién, con el vídeo, y ¡esa exigencia!

Oyó a su madre llamarla para cenar y su mente reaccionó instintivamente, bajando la pantalla del portátil.

Salió de la habitación y al llegar al salón, vio a sus padres observando el televisor. Otra más murmuró su madre. Miró la pantalla donde una reportera estaba dando la noticia de una nueva violación grupal.

Desandó el camino hasta su habitación, después como si su cuerpo no le perteneciera, se sentó de nuevo y abrió el portátil.

Dudó, pero solo unos segundos, antes de escribir la dirección https://www.gdt.guardiacivil.es.

Salir de un lugar del que nunca hubiera tenido que estar

Ana Lillo de la Cruz

Abrí la puerta de mi casa, ante el sonido de un timbre urgente. Enseguida mi vista fue cegada por la terrible irradiación de un penetrante sufrimiento que emanaba de su rostro. Subí mis escudos lo suficiente para poder guarecerme y acompañar de la manera que se merece a mi gran amiga.

Tras un abrazo silencioso lleno de segundos sostenedores, ofrecí mi atenta escucha y un hombro para acoger sus infinitas lágrimas.

Se entrecortaban sus palabras por ahogos que parecían no tener fin. Auscultando las palabras que podía llegar a entender, descubrí la terrible experiencia maléfica que su exnovio y sus machirulos amigos habían cometido.

En su móvil, en diferentes redes sociales, figuraban mensajes acusándola de zorra, de loca y pidiéndole que dejara en paz a su expareja, que se mostraba con piel de cordero.

Hoy disfrutamos de un día maravilloso junto con nuestras familias en la playa, y la miro y recuerdo aquel día en mi casa. Aquello pasó, y hoy no está presa del sangrante suceso.

Sin atisbos de #JusticiaPatriarcal, con la fuerza la 4ª Ola #Feminista y su #Resistencia, sobrevivió a esa agresión machista.

En casa

Por Ingrid Elwes Aguilar

Morbo. Misterio. Más. Queremos todo cuando estamos encerrados en límites. Paredes que me hacen una niña y una pantalla que me abre un mundo desconocido. Ahí sí puedo ser quien yo quiera: adulta, mala, puedo quererlo todo o nada y nadie tiene por qué saber la verdad. Si no me gusta, cierro y me voy con mis padres. Ellos no saben nada.

Excitación. Enigma. Eso. Lo tengo todo. Juego con desconocidos y puedo enseñarles mi cuerpo. Puedo hablar con varios a la vez. Me dicen cosas. Me dicen lo que tengo que hacer, pero en realidad no me lo dicen a mí, porque yo soy real y ese mundo no. Ven mi cuerpo, pero no mi cara. Y si se ponen groseros, me visto y salgo del cuarto.

Ayer me pasó con uno que me escribe mucho. Siempre me da órdenes y le gusta dominarme y que me toque para él. Solo quiere ver mi vagina. Estaba harta y aburrida. ¿Papá, ¿estás ahí? ¿fui a buscar a mi padre porque necesitaba volver al mundo real. Y entonces lo vi: mi icono en su portátil y nuestra conversación.

Ahí estaba mi mundo real. En la pantalla. En casa.

No preguntéis

Por Santiago Cuervo Baños

Sin darme cuenta se apoderó de mis pensamientos. De mis sentimientos, mis latidos eran suyos, mis manos no dejaban de escribir para ella, la extraño cuando no está.

JODER, que manera de echarla de menos y la necesito aun sabiendo que está cerca.

Sin previo aviso llegó, se instaló en mi corazón y yo no puedo ni quiero resistirme.

Ya es parte de mi vida, de mi piel, de mis días y mis noches.

La llevo en mis venas, en mis ojos, en mi ser y en mi alma.
Sin temor a equivocarme puedo asegurar¿ que me enamoré. Y no me preguntéis porque la amo así¿

Tendría que explicar también por qué vivo yo y por qué vive ella. Es mía y de nadie más.

Me pertenece.

Como siempre

Por Rafael Domingo Sánchez

La tecla del iPhone fallaba. ¡Precisamente ahora, qué rabia!

Clac, clac¿ ¡Ya, por fin! Bien, ahora a esperar que lo vea y a ver qué decide él. No creo que le moleste, al fin y al cabo, me he vestido como él me pide siempre.

Le tenía que haber enseñado el vestido en casa, pero es que con las prisas preparándole el desayuno, ropa de trabajo, despabilando a la niña para el colegio… Uffff, ¡es que no llego nunca! También se me ha pasado pedirle dinero para pagar al dentista. Ya no voy nunca con efectivo por la calle. Como él siempre me tiene dicho: «Para eso está el hombre, la mujeres no controlan bien esas cosas».

Espero que me conteste al whatsapp pronto, porque si no le parece bien, tendría que volver a cambiarme. Solo voy a ir a tomar café con una amiga… Bueno, para él es con mi prima, que se ha acercado a hacer unas cosas y aprovechamos para vernos… ¡Cualquiera le convence de que, pocas, pero alguna amistad me queda de las de antes de conocerle!

A ver¿ Qué contesta. Ummm… ¡Bien!, permiso concedido. Como él siempre me explica: «No hay nada como una mujer consciente de su condición».

***

Relatos menores de 18 años:

La quedada

Por Patricia Blázquez Bautista

María y Bruno eran dos estudiantes de secundaria que llevaban semanas chateando. Se habían conocido en Instagram. Al principio, su relación era amistosa, pero poco después las conversaciones fueron subiendo de tono y acompañándose de fotos y vídeos provocativos, así que decidieron quedar y conocerse en persona.

Una amiga de María decidió acompañarla al parque en el que habían quedado, porque era menos confiada. María no lo veía necesario, pero no se lo impidió. Ambas fueron al punto de encuentro. Era un parque pequeño en las afueras de la ciudad que no albergaba mucho público, por lo que el encuentro sería más sencillo y no habría posibilidad de pérdida.

Cuando llegaron, se encontraron con un hombre de mediana edad, fuerte y alto, que nada tenía que ver con el perfil de Bruno en Instagram, sentado en el único banco del parque.

María quería quedarse esperando a Bruno, que parecía retrasarse, pero su amiga la cogió del brazo y comenzó a correr cuando vio que el hombre se levantaba y caminaba hacia ellas. Ella sí se había dado cuenta del verdadero destinatario de las fotos de María y, por desgracia, de los chantajes que vendrían a continuación.

Sin censura

Por Elena San Segundo

Y algún día llegará en el que pueda pasear tranquila sin insultos o amenazas por la provincia de las redes sociales, en la avenida de las aplicaciones, en la calle de mi perfil, en la casa de mis fotos. Y ese día seré libre, sin censura, porque mi foto en bañador no daña la libertad de nadie, entonces sigue siendo mi libertad.

¿Mi libertad acaba donde la tuya empieza.

Ana

Por Paula Campos del Cura

Ana no tenía amigos, al menos amigos de verdad, por eso, cuando sucedió esto, no fue capaz de enterarse de que hay cosas que no están dentro de lo que haces por amistad.

Un día recibió un mensaje de un número oculto.
Las cosas iban bien, y el personaje misterioso se ganó la confianza de Ana, encargándose de tirar su vida a la basura.

Todo esto porque, por accidente, le envió un vídeo que quería enviar a su madre. No era gran cosa, pero hablaba de un secreto familiar reciente. Enseguida comprendió su error y lo borró.

Demasiado tarde. El chico dijo que guardaría el secreto, pero luego de unos minutos añadió que con la condición de enviarle una fotografía comprometedora. Al principio, Ana se negó, pero cuando la amenazó, toda esa valentía se desvaneció. Así continuaron durante un tiempo, hasta conseguir otra información comprometedora diferente.

Se convirtieron en rutina las continuas amenazas, los insultos y el sentirse fatal y pensar que aquel chaval era su amigo.

Todo seguiría igual de no ser porque a su madre se le estropeó el ordenador y tomó prestado el portátil. Nada más encenderlo vio la conversación de su hija con aquel desconocido.

Cada dos segundos

Por Samuel Martín Lillo

Estoy en una tertulia dialógica del libro Romeo y Julieta, escrito en el siglo XVI.
¿Os repito Conde. Mi hija no conoce el mundo, aún no ha cumplido catorce años. Dejad que disfrute de dos primaveras más, hasta que consideremos que está madura para ser esposa.

Me quedé petrificado al leer esta frase y oír los comentarios de mis compis.
Un compi relató que en la zona donde vive vió a ¡una niña de catorce años con un hijo de dos años!

Otro compa dijo que a esas edades tener un hijo o hija puede ser fatal para la niña-madre y también para el bebé, porque a esas edades no se está preparada. Pueden morirse, dejan de estudiar y sufren mucho¿

En YouTube vi un vídeo que decía: Más de 140 millones de niñas menores de dieciocho años contraerán matrimonio entre 2011 y 2020, según ACNUR.
En pleno siglo XXI, en España, en Madrid y en Rivas, hay niñas que se casan forzadas. Me quedé petrificado, enfadado¿

En el tiempo que se tarda en leer este relato, cuarenta y cinco niñas han sido obligadas a casarse en el mundo¿ ¡Cada dos segundos!

Pero no existe el machismo, ¡claro!

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