- Texto: Irene Piedrabuena. Foto: Jesús Pérez
MANJAR DE DIOSES
De Palma de Mallorca, Jaén, Murcia y Huelva han peregrinado amantes del chocolate para visitar el santuario de Rivas y levantar otro en sus ciudades. «Esto es una señal de que vamos por buen camino», comenta la dueña de Fantasía de Chocolate. Hace siete años, mientras trabajaba organizando eventos, le sorprendió una fuente de cacao y decidió crear una empresa para ofrecer cascadas de chocolate belga en eventos.
Seducida por las enormes ventajas y posibilidades que brinda el manjar de los dioses, se inició en el negocio de los regalos. «¿A quién no le gusta que le regalen un dulce?» comenta Paloma. Después de realizar un análisis de mercado, descubrió que no existía ningún negocio así en Rivas, Madrid o España. «El chocolate sólo lo encuentras en centros comerciales o chocolaterías y si quieres algo más elaborado, las tiendas de autor son la única alternativa», añade. Su fórmula: adaptarse a la demanda de chocolate que hay y ofertar a buen precio, buena calidad.
TODO SE COME
De sus viajes por Europa trae a Rivas productos de Bélgica, Alemania, Italia, Francia, Reino Unido y Checoslovaquia. Recupera la tradición milenaria del culto por el cacao y lo ofrece moldeado en tecnología, gastronomía o juegos de mesa. «¿Esto se come?» Pregunta un cliente que ha entrado por curiosidad y sostiene una tabla de quesos. «Todo se come aquí», le contesta Paloma. En su santuario todo es comestible. Chocolates que llaman la atención porque chocan con la lógica.
Cámaras de fotos, CD’s de música, teclados y ratones de ordenador masticables; ocio para degustar en los juegos de mesa clásicos como el dominó, parchís, cluedo o el trivial pursuit, y platos gastronómicos de todo tipo: cazuela de fabes, tabla de embutidos, queso parmesano, gruyère y de cabra, pasta al cacao, surtido de turrones, torta de café y de chocolate, salami, chorizo o salchichón. Culinaria regada con crema de Giandujot, chocolate al aroma de ron, cherry o champagne en vasos de chupito de cacao. Reservado queda el postre para los más atrevidos: chocolates eróticos.
Los pequeños se decantan por las cajas de rotuladores, muñecos, balones, cofres de mar, sardinas, piruletas de oso, cofres del tesoro y hasta una bota de fútbol de su equipo preferido. También es posible sorprender con pequeños detalles, esta ripense propone: ramos de flores, margaritas, rosas, claveles, anémonas, girasoles, roselinas y mariposas. Y lo endulza con un mensaje de cacao. «Cuando haces un regalo, regalas un mensaje. Adornarlo y presentarlo bien es lo más importante», aconseja Paloma. En su morada le han intentado comprar hasta los elementos de decoración. «Esto demuestra que las personas quieren cosas originales. Y ese es nuestro motor», confiesa.
«Los negocios tan especializados, tienen sus riesgos. Pero si encuentras un nicho. Triunfas», asegura. «Además, estamos en una buena época para emprender: los alquileres están bajos y desde el Consistorio se apoyan las nuevas iniciativas». Ella asistió a los cursos de Marketing Zero y de Escaparatismo que ofertó el Ayuntamiento de Rivas. «La formación y orientación son claves si deseas iniciar un negocio», confiesa. «Otro mito que hay que romper es el de que la gente no consume», le avala su experiencia. «La gente sigue viviendo y esta deseosa de cosas nuevas y originales.
«No se puede paralizar el comercio», comenta con el tono amargo que se le acusa al chocolate puro. La deidad del gusto en la fusión de sabores que gobierna su bombonera: fresa liofilizada bañada en chocolate de fresa y belga, el picante peperoncino, la singularidad de la canela, el frescor de la menta, la dulzura del anís, el gusto intenso del café e incluso el caramelo del Chupa Chups atrae a clientes de fuera de Rivas. «Viene gente de Torrejón, Villanueva y otros municipios de Madrid a comprar a Rivas», relata.
A parte de la tienda localizada en la planta baja del centro comercial Rivas Centro, le rinde culto al chocolate desde su almacén en Rivas Futura. Oferta un servicio de fuentes de cacao en eventos. Una cascada de cobertura belga que tiene una base iluminada en la que se colocan frutas, golosinas y repostería. El público interactúa directamente con el manantial de cacao, que está controlado por un operador. Talla de frutas, mesas temáticas y talleres, completan su muestrario.
MOMENTO PARA EMPRENDER
La emprendedora que el día que Rivas Al Día realiza la entrevista inaugura su santuario en Murcia llama de nuevo. Tendrá que esperar, acaban de llegar clientes a la tienda y eso es lo más importante. «Estoy muy contenta con la acogida de la gente de Rivas. Nos han dado mucho ánimo», asiente satisfecha. «Nos felicitan por tener una tienda original y por haber puesto una solución a la tediosa tarea de buscar regalos», continúa. Paloma espera que otros emprendedores de Rivas se animen a impulsar el centro comercial Rivas Centro. «Estamos deseando tener vecinos nuevos, porque este es un buen momento», concluye.
Texto. Irene Piedrabuena. Fotografía: Jesús Pérez
