Texto: Nani Cores. Fotografías: Luis García Craus.
«Expertos pronostican que el fin de la especie humana llegará en 2050». El pasado mes de junio, la mayoría de los medios de comunicación se hacían eco de este apocalíptico titular. Y es que según afirmaba un informe publicado por miembros del Breakthrough National Center for Climate Restoration, en Melbourne: «El cambio climático representa una amenaza existencial de corto a medio plazo» para la civilización humana. A ellos se unía también el ex jefe de las fuerzas de defensa de Australia, Chris Barrie, para quien «después de la guerra nuclear, el calentamiento global inducido por el hombre es la mayor amenaza para la vida humana».
Las advertencias son constantes desde hace tiempo pero la amenaza nunca había sido tan tangible como ahora. Nos quedan solo 30 años o algunos más, lo que está claro es que ha llegado el momento de actuar para frenar las terribles consecuencias del cambio climático; transitando hacia un modelo social y económico basado en el uso racional de la energía -que evite el derroche y aproveche las fuentes renovables- y, sobre todo, que implique a las personas desde la acción colectiva.
Con este objetivo nacieron hace ya 25 años los proyectos 50/50, una herramienta para motivar el cambio de hábitos y modificar la percepción de la energía como una cuestión muy lejana y en la que hay poco margen de actuación. La ciudad alemana de Hamburgo fue la primera en ponerlos en marcha en 1994, como una apuesta de la administración pública para fomentar en ahorro de energía en colegios vía incentivos monetarios. Al proyecto piloto se sumaron 24 escuelas, en la actualidad, la totalidad de los colegios de esta localidad (casi 500) están involucrados.
Siguiendo la estela de esta capital y otras experiencias implementadas en España como la de Rubí (Barcelona), Rivas Vaciamadrid iniciaba el pasado mes de marzo su propio proyecto 50/50 optando por una convocatoria de premios al ahorro energético dirigida a centros públicos de primaria de la localidad.
Por el momento, son diez los colegios del municipio que se han sumado a la iniciativa que, como primer paso, han creado sus propios comités energéticos compuestos por equipo directivo, profesorado, conserjes, personal de limpieza y comedor, familias y alumnado, verdadero motor de los 50/50, ya que niñas y niños de 4º a 6º de primaria (aunque en algunos casos se ha abierto la participación hasta 1º) se encargan de dirigir el proyecto.
«Tienen tanta conciencia que te sorprenden muchísimo, su responsabilidad energética es mayor que la de las personas adultas. Nos ha asombrado su capacidad de trabajo y la importancia que para ellos tiene salvar el planeta», explica Ana Lillo, integrante de la comisión formada en el CEIP Mario Benedetti y madre de Samuel, alumno de 5º de primaria.
Para Ana el éxito del proyecto va más allá del ahorro tangible que pueda lograr cada centro: «El mayor resultado es el proceso en que nos hemos implicado toda la comunidad educativa para reflexionar, para darnos cuenta de que no podemos seguir consumiendo como lo estábamos haciendo y de que el ahorro depende de cada persona».
De esta manera, cada colegio ha puesto en marcha diversas acciones especiales destinadas al ahorro energético y encabezadas por el propio alumnado, encargado de darles forma y difundirlas entre compañeras y compañeros. Por ejemplo, en el CEIP José Hierro han ideado el taller ‘Peonza’ destinado a contar el proyecto a los cursos inferiores y también se ha instalado un bidón para reciclar el agua sobrante de la comida y reutilizarla en el riego de plantas y limpieza -idea que también se ha implementado en el colegio José Saramago-.
Por su parte, en el Iturzaeta, han enviado una carta a sus padres con diversas ideas para extender ese ahorro de luz, agua y gas en el ámbito familiar y han elegido el cuento ‘Un brillante ahorro’ para transmitir el mensaje en el centro, mientras que en el Victoria Kent se ha optado por un teatro de marionetas.
Otros, como los niños y niñas del CEIP Rafael Alberti han redactado una carta dirigida al Gobierno para que potencie el uso de energías renovables y en Los Almendros las clases de 4º a 6º han dado forma a un decálogo de compromiso con el ahorro energético donde figuran puntos como cerrar puertas y ventanas cuando la calefacción esté funcionando o reducir el consumo de plásticos con el uso diario del táper.
MAQUETAS DE LEGO
En el centro Mario Benedetti realizaron antes de fin de curso una feria de exposiciones sobre energías alternativas. En ella participó Samuel Martín, hijo de Ana Lillo, con una maqueta construida con piezas de Lego con la que quiso explicar a sus compañeras y compañeros cómo llega la energía a cada casa. «Lo que me gusta más del proyecto 50/50 es que cada vez somos más conscientes del cambio climático y de que tenemos que luchar para seguir teniendo un planeta como el de ahora».
El boca a boca entre el alumnado es fundamental para implicarles en el proyecto: «Nos hemos dividido por equipos, en grupos de tres, y hemos ido a las clases de todo el colegio para explicarles qué es el 50/50 y les hemos aportado ideas para ahorrar energía. Además, hemos colocado carteles en los baños con el mensaje ‘No me malgastes en el grifo’ y una pegatinas en los interruptores de la luz: ‘Con solo un gesto puedes ahorrar mucha energía'» explica Álvaro Chamorro, que cursa 5º de primaria en el CEIP Hans Christian Andersen.
«Ellos saben perfectamente que esto repercute en su futuro», señala Miguel Ángel Martínez, conserje de centro Rafael Alberti, que se ocupa, desde que se inició el proyecto, de supervisar los distintos consumos y aportar sugerencias de ahorro desde su experiencia. «Nuestro futuro está medio encaminado, pero el suyo va a depender de que sepan aplicar todas estas normas. Saber que esa luz que se queda encendida tiene un coste que no es solo económico, sino sobre todo para el futuro del planeta».
A la vuelta de las vacaciones escolares será el momento en que la Concejalía de Educación se reunirá con cada uno de los centros para cotejar los ahorros que se han realizado y empezar a ver las medidas en inversiones que se aplicarán en cada uno de ellos.
