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Leonor Watling: «Escribir es lo que me salva»

Entrevista con la cantante de Marlango, grupo que presenta en el auditorio Pilar Bardem su séptimo disco, 'Technicolor' (viernes 22, 20.00, 20 euros).

Leonor Watling:

«Hasta que las canciones no muerden, no entramos a grabar»

Entrevista: Eugenio G. Delgado / Fotografía: Chucho Tragaluz

Marlango, grupo musical formado por Leonor Watling (voz) y Alejandro Pelayo (piano y voz), presenta en concierto, el viernes 22 de febrero (20.00, auditorio Pilar Bardem; 20 euros; venta de entradas, aquí), su nuevo y séptimo disco, ‘Technicolor’, un álbum de película en el que la oscura y susurrante voz de Leonor viaja arropada por el sonido crudo de cuerdas, metales y percusión. La cantante y actriz profundiza en esta entrevista en su proceso creativo y en el sentimiento de cantar en directo.

Cuatro años desde el último disco. Han hecho esperar mucho a sus seguidores, ¿no?

Tenemos la suerte de poder esperar a las canciones. Son ellas las que nos marcan el ritmo. Hasta que las canciones no muerden, no decidimos nunca entrar a grabar.

‘Technicolor’ desprende un aroma cinematográfico. ¿Qué película sería?

Cuando empezamos, la idea era contar una película, pero, al final, nos han salido diez películas, diez historias, una por cada canción. El disco puede recordar a los musicales de los 50, a cine negro o a David Lynch.

¿Es el álbum que más satisfacción les deja?

Sí, el resultado final es el que más se aproxima a lo que teníamos en la cabeza cuando empezamos.

Prescinden del bajo e incluyen percusión, chelo y vientos. ¿Qué sonido han buscado?

Hemos intentando llevar todos los sonidos a algo que no fuera eléctrico y que no fuera más allá de los años 40. Resulta más crudo. El violonchelo, los vientos y la percusión le dan textura a las composiciones.

¿Cómo es el directo?

Sobre el escenario nunca reproducimos el disco que hemos grabado. Es un encuentro entre todos los músicos y el público. La diferencia, esta vez, es que el orden de las canciones va mucho más cerrado. Llevamos al público de la mano desde el principio hasta el final.

¿Qué se siente sobre las tablas?

Es algo maravilloso, aunque no eres mejor o peor músico por tocar o no en directo. Sin embargo, para mí es un regalo poder hacerlo. Cada noche es solo esa noche. Es una conexión única entre el público, la música y tú.

Y continúa cantando en castellano¿

El proceso de cambio del inglés al castellano fue largo. Tardamos cinco discos hasta que encontré mi voz en castellano y también escribiendo. Una vez hecho el cambio, no hay vuelta atrás.

¿De dónde surgen la inspiración, las letras?

Siempre llevo un cuaderno y un bolígrafo encima. Es lo que me salva, escribir y abstraerme de un mundo de sobreinformación, pero con mucha falta de comunicación. Para mí, escribir supone alcanzar un estado de conexión contigo misma y con lo que te rodea y plasmarlo sobre el papel.

Cantante y actriz. ¿En qué faceta se siente más cómoda?

¡Donde más cómoda me siento es en mi casa! Son aspectos distintos, aunque parte de lo mismo: comunicar, contar historias, conmover al otro, dejar de ser tú y convertirte en un medio por el que pasa la música o la actuación. La diferencia es que como actriz estás interpretando el juego de otro, eres una pieza de algo más grande y debes hacerlo lo mejor posible. Como músico estás en el momento: es tu juego y son tus reglas.

¿Cree que a Marlango le ha costado más ser reconocida como banda porque usted era ya una actriz conocida?

Al principio, sí. Teníamos claro que había ciertos reparos, pero llevamos ya 14 años de carrera y siete discos. Por otra parte, nos abrió muchas puertas, algo que no era fácil para un trío que cantaba en inglés. Pagamos un peaje, pero si no tienes prisa, las cosas van pasando. Es nuestra forma de ser, que todo fluya. Después de un par de decepciones o fracasos, aprendes a estar preparada, a no esperar nada y a disfrutar del momento.

2018 fue el año en que las mujeres dijeron ‘basta’ y se reivindicaron. ¿Cuál es el siguiente paso en 2019?

Tenemos que seguir moviéndonos, no acomodarnos. El feminismo es una palabra que choca a los hombres, pero es que las palabras siempre han sido masculinas. Yo siento a mi alrededor que los hombres también quieren compañeras fuertes y quitarse la presión que supone el estereotipo del ‘hombre blandengue’, que decía el Fary. Hay que alcanzar la igualdad, que es algo maravilloso para el conjunto de la sociedad. Y pienso, por ejemplo, en mi hija y mi hijo, que podrán vivir en un mundo mejor.

¿Logra conciliar trabajo y familia?

La conciliación es imposible sin familia y sin dinero. De todas formas, no viajo tanto: vamos, tocamos y volvemos. Y mi hijo (Luca, 10 años) y mi hija (Leah, 7 años) tampoco tienen con qué comparar. Para ellos es lo normal. Me preguntas cómo lo hago como cantante, actriz y madre, pero es más complicado conciliar para una mujer que trabaja en una oficina, que vive incertidumbre tras una baja maternal, se ve obligada a recortar su horario para la crianza o tiene menos opciones de ascender por el simple hecho de quedarse embarazada.

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