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El deporte en Rivas, con valores educativos

Experiencias sobre la práctica deportiva en la ciudad, que reúne valores educativos. Ahora, tres decálagos proponen consejos a deportistas, clubes y familias.

El deporte en Rivas, con valores educativos

Reportaje: Eugenio G. Delgado

El deporte no es solo ejercicio físico. Es muchísimo más. Es una fuente inagotable de valores que sirven para educar a las futuras generaciones. La pasión, el esfuerzo y el compromiso que demuestran en el campo, y fuera de él, Nadia y Paloma no dejan ningún lugar a dudas.

Ellas son jugadoras de La Meca, el único equipo de fútbol femenino en Rivas. «Te enseña a trabajar en equipo, a confiar en tus compañeras aunque no las conozcas desde hace mucho, a respetar a las rivales, a valorar el sacrificio de la gente cercana a mí, a apoyar las decisiones de las personas que nos entrenan y las de los árbitros, y muchas cosas más», cuenta la capitana Nadia Mendoza, estudiante de 1º de bachillerato y central izquierdo.

Paloma Ruiz llevó durante varias temporadas el brazalete de capitana de La Meca, equipo de Primera Juvenil de fútbol femenino, pero una rotura del ligamento cruzado anterior en una rodilla la apartó de los terrenos de juego durante un largo periodo. Ahora, ya está de vuelta a los entrenamientos.

«Esta lesión me ha demostrado el apoyo que te pueden ofrecer tus compañeras de equipo. Ellas me hicieron continuar en los más momentos difíciles. También aprendes el valor del esfuerzo y la constancia», explica la también defensa de 16 años y estudiante de 1º de bachillerato. Ambas reconocen que en alguna ocasión han tenido que ver situaciones desagradables, tanto en el campo como en la grada, con la desoladora implicación de familiares y entrenadores.

«Yo creo que es porque la gente busca la victoria de su propio equipo y, a veces, no piensa en las formas para lograrlo. Y eso no está bien. Ante todo, deportividad», argumenta Paloma. «Es un deporte muy pasional y la gente se deja llevar. Pero llega un punto en el que cuando se insulta al rival, al árbitro o se producen peleas entre padres es inadmisible», defiende Nadia.

INCULCAR RESPETO

Para inculcar el respeto a quienes juegan, entrenan, arbitran y a los aficionados y aficionadas de todos los deportes, el Consejo Municipal de Deportes de Rivas (órgano de participación en este ámbito) ha diseñando tres decálogos de buena conducta con recomendaciones dirigidas a deportistas, familias, equipos y entrenadores. Su principal objetivo reside en orientar el aprendizaje y la práctica deportiva en las categorías inferiores de una manera respetuosa.

Desde este espacio municipal de participación, donde están representados clubes, entidades, ciudadanía, partidos políticos y Ayuntamiento, se pretende evitar que se produzcan en Rivas escenas agresivas provocadas por una interpretación errónea de la competitividad deportiva.

«Sinceramente, yo creo que el problema emana de los estadios grandes en los que se ve a padres con sus hijos insultando al contrario o a los colegiados. Luego, eso se transmite de generación en generación, y está claro que en los medios vende más cualquier polémica que una crónica de un partido», comenta Sergio Gómez, coordinador de los árbitros de la ciudad de Rivas. Para evitar ese exceso de vehemencia, en el municipio se quitaron las puntuaciones en los partidos de benjamines y pre-benjamines.

«De esta forma, se les resta presión, ya desde pequeños, tanto a las niñas y niños como a los progenitores. Creo que también es muy importante que los jóvenes deportistas tengan buen trato con los familiares, con la grada y con los árbitros. Eso lo perciben los niños y luego lo imitan. En cuanto al género, contribuye mucho al respeto que niñas y niños puedan jugar juntos hasta los 15 años», asegura un colegiado que ha pitado más de 6.000 partidos.

EL PASILLO DEL RUGBY

En otros deportes existe menos beligerancia y, desde luego, ofrecen ejemplos a imitar de deportividad. Es el caso del pasillo y del tercer tiempo en el rugby, ese deporte de villanos jugado por caballeros.

«El pasillo se conoce menos, pero desde el deporte de base hasta cualquier selección nacional es lo primero que se hace cuando se acaba el partido. Es un momento muy emotivo porque el equipo que gana forma, primero, un pasillo para que pase el equipo perdedor reconociéndole el mérito de su lucha y dándole las gracias por haber venido, porque sin su presencia no habría partido. Después, el vencido le devuelve el detalle al vencedor. Éste es el primer momento en el que se rebaja la tensión del partido y cualquier enfado o disputa que haya habido», comenta Curro Domenech, jugador del Rivas Rugby.

El capitán del conjunto ripense sénior prosigue con su explicación: «Así, desde pequeñitos se transmite a la cantera los valores de respeto al contrario, al árbitro y a los compañeros. En el rugby, primero se enseñan los valores y luego va el deporte». Otro aspecto que caracteriza al deporte del balón ovalado es el tercer tiempo, ese momento después del pasillo y de ducharse en el que los jugadores comparten una bebida y algo de comida.

«En ese momento con el rival te das cuenta de que lo que ha pasado en el campo no es nada personal, sólo deporte. Es sólo un contrincante, no un enemigo. Comentamos acciones, jugadas e, incluso, podemos hablar con el árbitro, ya que durante el juego sólo lo puede hacer el capitán y cuando se lo permiten», explica un jugador de la cantera del Rivas Rugby, Ricardo Pedraz, de 16 años. Los progenitores son fundamentales y «ellos también aprenden», asegura Ricardo.

«Nuestras madres y padres son quienes hacen los bocatas que nos comemos con el contrincante y traen los refrescos. Está claro que también se contagian del buen rollo que hay entre dos equipos que se han enfrentado. Hasta te aplaude la grada contraria cuando haces una buena acción o te animan cuando te has lesionado», concluye.

CONVIVENCIA GRACIAS AL BASKET

Además de la dedicación que supone acompañar a sus hijas e hijos a los entrenamientos y partidos, hay progenitores que van más allá y acogen en sus casas a sus rivales. «La verdad es que fue una experiencia extraordinaria e inesperada», reconoce Raúl, padre de Paula Real, base de 14 años del cadete del CB Rivas de baloncesto.

«Celeste vino en septiembre con el Picken Claret de Valencia a jugar un torneo y entrenar con nosotras y estuvo en mi casa. Cada jugadora valenciana se quedaba en casa de una de nosotras. Yo soy muy extrovertida y estábamos todo el día hablando. No pudimos ir a Madrid, como hicieron otras compañeras, porque me tocaba jugar y se vino a la grada a animarme. Después nos fuimos a un centro comercial a dar una vuelta y a comprar ropa (risas). Esta vivencia me ha enseñado que el baloncesto no es solo deporte y competitividad, sino que puedes hacer grandes amistades con rivales», dice Paula.

Para la Semana Santa del año que viene está previsto que Paula le devuelva la visita a Celeste en Valencia. «El deporte ya tiene muchos valores como el esfuerzo, el compañerismo, el trabajo en equipo¿, pero esto te da un plus más: que las niñas convivan con sus rivales. De ahí nace el respeto entre ellas y facilita que los padres y madres aprendamos», asegura Raul.

TRES GENERACIONES DE ATLETAS

Probablemente, no haya nada más satisfactorio que tres generaciones compartan la pasión por el mismo deporte. Eso es lo que vive José España. «Yo empecé a correr por mis padres (Dolores y José). Había una milla en Arganda y, con ocho años, me llevaron. Jugaba al fútbol y era el capitán del banquillo, así que esos 500 metros de carrera se me dieron bien, empecé a entrenar y hasta hoy. El caso es que mi hija mayor, Violeta, de cuatro años, ya me ha acompañado a alguna competición y ha corrido 300 metros», dice orgulloso este atleta internacional.

Pero José España tiene otra hija, «Maya, que va camino de dos años». «También viene con toda la familia y está atenta a todo. El ruido de las carreras le llama mucho la atención y, la verdad, es que nunca ha llorado».

En la temporada 2017, este atleta de 31 años ha sido tercero de España en 10.000 metros y cuarto en Cross, y ha participado en el Mundial y en el Europeo, donde contribuyó al subcampeonato de la selección. Además, es entrenador del club Sons of Running de Rivas.

«Sin embargo, no hay nada mejor que poder vivir mi pasión y mi trabajo con mi familia. Los abuelos están encantados porque van con las nietas. Gracias a ellos todos es más fácil. Es muy emotivo y se crea un ambiente muy saludable», comenta España, y luego incorpora un detalle: «A mi mujer (Marta), la conocí gracias al atletismo, entrenando en Vallehermoso, así que nuestras hijas también son fruto del atletismo».

EL COLECTIVO ANTES QUE LO INDIVIDUAL

Puede parecer paradójico, pero un deporte individual y solitario como el triatlón planta sus raíces en el apoyo del grupo en el Club de Triatlón Diablillos de Rivas, que presenta una experiencia deportiva más que solvente: 26 años de historia, llena de títulos que lo han convertido en una de las principales referencias de esta práctica en España.

Dani Segura forma parte del equipo como corredor y también es entrenador en la escuadra: «Uno de los pilares a la hora de que un club de un deporte individual crezca es el colectivo. En el día a día, entrenar con el resto de integrantes lleva a motivarte, aprender, mejorar. Unos tiran de otros cuando no están bien¿ Y algo muy significativo: cuando gana un compañero o compañera, el resto también nos sentimos partícipes y ganadores».

Pero los Diablillos de Rivas, que cuentan con más de 400 licencias, entre ellas 170 de niñas y niños de cuatro a 16 años, no se conforman con el día de la competición o los entrenamientos. Fomentan y promueven actividades sociales para todos las personas que forman parte del club.

«Hacemos un poco de todo: excursiones, marchas a la sierra, comidas en el campo, concentraciones o campus fuera de los lugares habituales en los que estás 24 horas con tus compañeros y compañeras y los conoces de verdad. Otro ejemplo más: aunque compitan de forma individual, a las pruebas van todos juntos en el autobús y se potencia el compañerismo», subraya Dani Segura. Y esto lo hacen desde la base: «Al final, muchas veces, los propios compañeros y compañeras de equipo terminan siendo las mejores amistades de toda tu vida».

LA ACTIVIDAD MÁS PRACTICADA

El deporte es la actividad más practicada y seguida en Rivas. Las cifras son explícitas: en el municipio se practican más de 40 disciplinas que potencian 41 clubes. Hay más de 11.300 usuarios y usuarias en las escuelas deportivas, el 52 por ciento mujeres, y más de 55.000 personas que utilizan las instalaciones de los dos deportivos públicos (Cerro del Telégrafo y Parque del sureste) cada mes.

La ciudadanía también dispone de 15 pistas deportivas urbanas públicas exteriores distribuidas por distintas zonas de la ciudad. Además, 9.300 personas disfrutan actualmente del abono deporte, un carné que expide la Concejalía de Deportes y que permite acceder a instalaciones y servicios municipales deportivos con importantes descuentos.

«El deporte es un modo de vivir que en esta ciudad ha logrado atraer a su práctica a la mayoría de la población», recuerda Vanesa Millán, concejala de Deportes de Rivas. Y añade: «Pero además, somos muchas las personas de aquí implicadas en convertirlo en algo más que un modo de hacer ejercicio físico. Por eso potenciamos valores educativos que forman parte de la esencia del deporte», subraya Millán.

El Consistorio ha querido impulsar la extensión de estos valores educativos apoyando acciones como los tres decálogos deportivos. Y también contribuye de forma económica a que cada vez más gente elija el deporte como un modo de ocio, o para desarrollar una carrera en los clubes de élite, incrementando este año un 15% las subvenciones a entidades deportivas respecto a 2016, hasta alcanzar los 168.000 euros.·

DECÁLOGO PARA DEPORTISTAS

1. FAIR PLAY

Disfrutar de la práctica de mi deporte está por encima de la victoria. El juego limpio dignifica. Que te conozcan más por tu comportamiento que por las victorias. 

2. RESPETO A LAS NORMAS 

Debo respetar a la persona que arbitre y las normas del juego.

3. RESPETO A QUIEN TE ENTRENA 

Debo confiar y respetar a quien entrena. Voy a estar muchas horas a su lado y me va a enseñar a mejorar en mi deporte y me va a ayudar a crecer como persona en todos los aspectos.

4. APRENDE DE TUS ERRORES 

Si no me salen las cosas bien un día, no pasa nada. Lo bueno que tiene el deporte es que quedan muchos más días para intentarlo y mejorar. ¡Mañana seguro que sale bien!

5. RESPETA AL CONTRINCANTE

Mis rivales son deportistas igual que yo. Honra a tu contrincante. No es tu enemigo, tu enemiga, sino tu compañera de juego.

6. DEPORTE AMIGABLE Y EN FAMILIA 

Si invitas al resto de las personas a intentar practicar contigo, verás que les puedes animar a que formen parte de una vida más divertida. ¡Anima a hacer actividad física a tus amistades y familia!

7. RESPETO Y COMPAÑERISMO 

Debo respetar a mi equipo ya que el compañerismo nos une, nos da valor, y nos enseña que poseemos muchísimas virtudes, pero también algunas cosas que mejorar. ¡Si nos ayudamos entre todos el grupo crece!

8. EL RESULTADO ES FRUTO DE LA CONSTANCIA 

En el deporte, el entrenamiento es casi igual de importante que la competición. ¡Si descuido mi preparación, el día de demostrar todo lo que he aprendido dejo que la suerte pese demasiado en el resultado!

9. EL DEPORTE ES DIVERSIÓN MÁS SALUD 

Si me acostumbro a tener buenos hábitos (comer bien, descansar, entrenar bien, respetar a todas las personas y a todo…), además de obtener buenos resultados en compañía de amigos y amigas, practicaré una actividad divertida y conseguiré mejorar mi salud para el futuro.

10. SÉ TÚ MISMA, SÉ TU MISMO 

Soñamos con parecernos a ídolos deportivos, pero sé tú misma, sé tú mismo.

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