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Pablo Guerrero: «En este país no ha llovido lo suficiente»

Es un poeta cuando canta. Y cuando habla. El extremeño Pablo Guerrero es autor de una de las canciones más hermosas de la lírica española: 'A cántaros'.

Pablo Guerrero:

Texto: Nacho Abad Andújar

Es un poeta. Un poeta cuando canta. Y cuando habla. Pablo Guerrero, extremeño, 58 años. Algo en su rostro recuerda a los ermitaños de la pintura barroca española. Fumador colosal de tabaco negro, su voz suena rasgada y seca. Su discurso es lúcido, delicado, lírico. Es el autor de uno de los temas más hermosos de nuestro repertorio musical, ‘A cántaros’, que da nombre a su primer disco de larga duración (1972).

«Tiene que llover / tiene que llover…» cantaban en corro los jóvenes de los setenta que pedían aires nuevos frente a la espesura de la dictadura. Esos versos aún resuenan en la memoria de varias generaciones. Ya han pasado más de 30 años, y este bardo acumula 14 discos y ocho libros de poemas.

Dicen que los textos de Pablo Guerrero son lo más dylaniano de la música española. Lejos de abandonarse, este músico tiene listo nuevo disco. Se titulará ‘Plata’, saldrá en mayo y contiene doce piezas.

«Es un disco sencillo, muy bien pensado, con guitarras muy ambientales. Quiero que sea una especie de lugar que dé la posibilidad de encontrarse con uno mismo. Ojalá que ofrezca la posibilidad de hacer pensar y sentir», explica. El viernes 4 de marzo viene a Rivas Vaciamadrid a presentar el libro ‘Pablo Guerrero, un poeta que canta’, una recopilación de sus versos y canciones que ha prologado su hermana, María José. Será a las 19.30 horas, en el centro cultural Federico García Lorca.

Es autor de un himno generacional, ‘A cántaros’. Ha pasado mucho tiempo, ¿ha llovido lo que tenía que llover en este país?

Para algunos ha llovido muchísimo. Pero creo que hay gente que necesita cambios más profundos en la sociedad y en los seres humanos que la habitan. En ese sentido, no ha llovido suficiente.

‘Al vent’, ‘L¿estaca’ o ‘A cántaros’ ponían color a la negrura de la dictadura. Cayó la estaca y sopló el viento. El enemigo entonces estaba más definido: ¿se echa de menos esa rebeldía, esa inquietud cultural?

La echo de menos sobre todo en la juventud, que tiene muchas cosas que decir, pero no encuentra cauces claros para manifestarlas. Es cierto lo que dices. No hay un enemigo claro. Ahora los enemigos, salvo casos tan burdos como la guerra y el presidente de EEUU, están solapados y disfrazados. No hay una ideología clara que sea capaz de entusiasmar a los jóvenes.

Pero su generación se acomodó y dejó de trasmitir valores a sus hijos, los jóvenes de hoy.

Mi generación se ha dado demasiada importancia. Creo que tiene más importancia la generación de nuestros padres, la generación que sufrió la dictadura franquista en sus primeros años. Gente que vivió la guerra siendo niño. Y luego se vio desbordada y desbancada por mi generación, que les apartó. Ellos tenían un sentido de la vida y un humanismo que nosotros no teníamos. Y no hemos sido capaces de transmitir esos valores a nuestros hijos. Es cierto que de jóvenes pedimos lo imposible y poníamos en las paredes `prohibido prohibir¿ y tantas cosas hermosas. Pero luego nos hicimos mayores. De alguna forma nos acomodamos. Unos se dedicaron a la política, otros al desencanto, otros se refugiaron en su casa. Se hizo la transición. Y se hizo una España más próspera en lo económico. Pero no sé si en lo cultural y en lo social se avanzó como se debería.

¿Sigue siendo Extremadura tierra olvidada?

Extremadura ha cambiado muchísimo. Viví mi infancia en una Extremadura profunda. Ahora el nivel de vida no es malo. Extremadura fue una provincia muy olvidada por el gobierno franquista. Ten en cuenta que fue muy republicana, y para el franquismo era como un lugar de destierro.

Y con una fama oscura y negra retratada en películas como ‘Los santos inocentes’.

Una fama de paletos. Todavía cuando salta a la actualidad informativa suele ser por crímenes y sucesos. Extremadura ahora mismo es una comunidad incipiente. Se está escribiendo muy buena poesía, posiblemente una de las mejores de este país.

«Un hombre que ama su tierra, ama todas las tierras». Una afirmación suya muy apropiada para un mundo que se desangra por guerras y conflictos.

La tierra de nuestra infancia queda siempre entre nosotros. Hay épocas en las que se olvida más, pero tarde o temprano vuelve a surgir, porque al hacernos un poco mayores solemos recordar la infancia. Y el paraíso casi siempre lo ponemos en esa época de nuestra vida. Recordamos la infancia, las vivencias de nuestra tierra. Mi infancia en Extremadura está llena de olores y sabores, sonidos y silencios. También de miedos y preocupaciones. Y es algo que brota en mi poesía y canciones. A veces de una forma explícita, otras soterrada. Pero está siempre.

Le habrán dicho decenas de veces que es lo más dylaniano que ha dado la música española. ¿Está de acuerdo?

Bob Dylan es un poeta muy europeo que leyó mucho a los surrealistas. El surrealismo europeo y americano hicieron a Bob Dylan. Hemos bebido fuentes poéticas comunes y parecidas. Y hemos captado en el ambiente cosas parecidas, salvando las diferencias. Musicalmente estoy más cerca de la tranquilidad de Cohen, que leyó mucho a García Lorca, que del ritmo de Dylan.

¿Por qué algunos artistas reniegan del término canción de autor?

A mí no me parece un término feo. Un señor que cante sus propias canciones es un cantautor. Así de simple y sencillo. Al principio nos llamaban de distinta forma: canción política, canción cívica, canción social. Pero la que cuajó en el público fue canción de autor. Luego ha habido generaciones que han querido vernos como aburridos y sin interés musical, pero eso fue más por conveniencias personales de algunos personajillos. Porque creo que ha sido muy variada la canción y lo sigue siendo. Seguimos estando vivos y dando discos interesantes.

Una guitarra y una voz son dos elementos que coexisten desde la Edad Media. Mientras exista el ser humano, ¿existirán cantautores?

Creo que sí. Ha habido épocas terribles, como la de los trovadores, que fueron capaces de ser extremadamente delicados con sólo una guitarra y voz, en un momento tan terrible lleno de guerras y cruzadas. Una voz y una guitarra siguen emocionando, y lo seguirán haciendo siempre. Tengo una máxima, que aplico sobre todo en los últimos tiempos: menos es más. Con pocos elementos se puede conseguir mucha emoción.

¿Qué amenazas destila la canción de autor para que los medios de comunicación la condenen al ostracismo?

No lo sé. Los medios no nos dan cancha. Y nosotros nos hemos acostumbrados a eso. Y yo particularmente tampoco hago mucho por estar ahí. Pero sí tenemos nuestros incondicionales y gente que nos da ánimos. Me escribo con muchos amigos, aunque a la mayoría no los conozco personalmente, y son amigos míos que he hecho gracias a la música. Y eso te da ánimos para seguir. Gente poeta que dice que empezaron a escribir desde nuestras canciones. O gente que te dice que se enamoró oyendo nuestras canciones.

¿De qué nos salva la poesía?

De muchas cosas. Puede ser un arma cargada de futuro, como decíamos de jóvenes, y todavía sigo creyendo. Puede ser un encuentro consigo mismo. Y un acercamiento a los demás de forma sensorial. Y, sobre todo, para mí, es una emoción. El poema que me gusta es el que es capaz de emocionarme. El que hace que el lector sea poeta también. Un mundo sin arte en general, y sin poesía en particular -que para mí es el arte por excelencia-, sería muy triste.

¿Cree que gente como Pedro Guerra, Ismael Serrano o Bebe son un relevo generacional digno?

Sí. Me gusta mucho la voz de Pedro Guerra, el desparpajo de Javier Álvarez, y la seriedad y el humor de Ismael Serrano. Hemos vivido épocas, como los años 80, donde la gente que se llamaba cantautor era poco menos que recibida con risas y no tenía ningún hueco, ni en las compañías ni en los medios ni en los circuitos. Ahora todo el mundo sabe que la canción ha sido aceptada. La gente, a pesar del tiempo y nosotros mismos, no nos ha olvidado. Y creo que existe una continuación. Sin quererlo, hicimos un género musical que durará en el tiempo y tendrá muchos continuadores

¿Es tan miserable, como algunos dicen, el panorama cultural español?

Lo veo muy poco estimulante. Hay muy poca gente que tiene ideas nuevas. Creo que sí se escribe buena poesía. Puedo hablar de García Montero, Álvaro Valverde, Valerio Sánchez. La novela la sigo menos. A la pintura la veo un poco perdida entre los ismos, la comercialización extrema y el sometimiento al mercado. El cine tampoco tiene buena prensa. Vivimos una etapa muy gris, con muy poco apoyo a la cultura, donde salen adelante los que se relacionan bien. Y los que no, siguen haciendo cosas de forma más olvidada. Pero no me parece mal. Lorca en su primera edición vendió 200 ejemplares, y ahí está. Si la canción consigue hacer mejor a una sola persona ya merece la pena haberlo intentado.

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