María Jesús Díaz, de 44 años, comenzó con la artesanía hace tres años. Las madres de las niñas y niños de 6º curso del colegio Mario Benedetti convirtieron cápsulas de café y globos en atractivos broches, pendientes o llaveros que vendieron para recaudar fondos para el viaje de fin de curso. «Me pareció una cosa novedosa porque no se ve mucho la artesanía con globos. La goma eva y otros materiales ya los había visto antes», explica en entrevista telefónica.
«Me encantan las manualidades y trabajar con las manos así que yo seguí con ello», relata. En julio de este año María Jesús se enteró de que el primer domingo de cada mes de la actividad ‘Domingo sin coches’, por la que se corta un tramo de la avenida Cerro del Telégrafo para que la ciudadanía disfrute del ocio sin malos humos, se organiza un mercadillo artesano y se unió a él. «Después me enteré de que existía la Asociación Creativas Artesanas [ACA] y me uní también», comenta.
Ahora le dedica tres o cuatro horas de su día a los globos. «Sobre todo me gusta innovar y jugar con la imaginación para crear cosas nuevas», cuenta. Su pasión por la artesanía la combina con su activismo educativo. María Jesús, maestra de infantil en situación de desempleo, participa en el consejo escolar y el AMPA del centro educativo de sus hijos.
ACA, vigente desde el año 2009, la integran 30 personas de Rivas y de ciudades cercanas. Su raigambre se halla en la decisión de un grupo de cinco mujeres de asociarse para compartir enseñanzas y experiencias artesanas. «Como asociación organizamos dos mercadillos al mes, el primer domingo en Rivas y el segundo en Arganda, y talleres para enseñar a los niños a trabajar con las manos», cuenta Nieves Sacristán, 54 años.
Así han realizado talleres de máscaras de cuero, cajas con botellas, pinta caras, papiroflexia, pulseras de hilo, ratas de lana y aviones con pinzas de la ropa, entre otros. Nieves se unió a la artesanía por su hijo Manuel. Él realiza manualidades desde pequeño y cuando ella tuvo que dejar su empleo, un quiosco de prensa ubicado en la céntrica calle Alcalá, comenzó a ayudarle y a aprender de él.
«El 90% de las personas de ACA estamos sin trabajo. Somos personas que en lugar de estar en casa llorando, trabajamos con las manos. Es una manera de mantener viva la artesanía y de que la gente lo vea y aprenda», expresa. El dinero que obtienen se destina a la compra de materiales y recursos para la asociación. «Estas navidades vamos a realizar talleres en el Hospital del Sureste en Arganda para niñas y niños que se encuentran hospitalizados. Queremos que hagan algo diferente a los típicos juegos que realizan», añade con entusiasmo.
Este espíritu abierto es el que atrajo a Carmina de la Encina, 62 años, vecina de Rivas desde hace 28 años. «Soy cofundadora del municipio», dice simpática. Carmina trabaja materiales reciclados desde hace 18 años «Cuando Miguel Ríos y Serrat venían a cantar a Rivas yo ya hacía lámparas con troncos y raíces, pirograbados, etc.», rememora. «También he hecho lámparas de papel maché. En las últimas capas del papel coloco flores secas e incluso algún mensaje escrito si me lo piden», añade.
Pero Carmina en el mercado artesano vende sobre todo mochilas, fundas para libro y para tabletas hechas con retales. Esta vecina aprendió a coser de pequeña. «Mi madre siempre nos ensañaba a hacer cosas nuevas con la costura y yo después he enseñado a mis cinco hijos a tejer y a hacer punto. Un día mi hija me dijo que había visto a una chica con una funda para libros de tela y así comencé a trabajar la tela», explica.
«Le dedicó muchas menos horas de las que me gustaría pero todos los días intento dedicarle un poco de tiempo», asegura. «Sobre todo lo hago por la satisfacción que me da, porque me relajo y por lo que siento al crear algo con las manos. El ‘coco’ se relaja porque es otra forma de trabajar y si lo haces reciclando material la satisfacción es mayor», se sincera. Carmina convierte unos pantalones viejos en una mochila o una falda en un cojín, por ejemplo. «Hay gente que tiene pena de tirar alguna ropa. Con una falda de tela preciosa del cuadro de las tres edades de Clint hice una mochila muy bonita para una chica», relata. «Cada cosa es única y además quien la compra contribuye al consumo responsable, sabe de dónde vienen los productos», matiza.
Margarita Villar, 52 años, habitante de Rivas desde hace 25 también pertenece a ACA por los talleres formativos que se organizan. «Hace poco hice una actividad para construir gusanos con cajas de cartón reciclado. Me encantó la experiencia porque los niños se lo pasaron pipa», argumenta. Margarita hace cosas de reciclado con botellas de plástico, tapones y conchas marinas que recolecta durante sus veranos en Galicia. «Un día comiendo mejillones pensé: con esto podría hacer yo algo y así empecé a utilizar las conchas y otros materiales del mar», explica. «Después se los regaló a mis familiares o amigos y los vendo en el mercado del Domingo sin coches».
En su casa siempre han tenido sensibilidad artística. «Es muy gratificante, relajante y me entretiene mucho. Cuando me pongo a hacer cosas no le doy vueltas a la cabeza, me relajo», cuenta esta artesana que es capaz de convertir las botellas de plástico en lámparas o cortinas.
La responsable del mercado, Eloísa Isla, 58 años, es modista desde los 18. «Sobre todo confecciono ropa a medida, transformo prendas o hago algún arreglo», relata. «Pero siempre me ha gustado mucho la artesanía así que combino mi trabajo y mi afición», explica. En el mercado artesano ella tiene un puesto con fundas de cuaderno, fofuchas, broches, cortinas de cápsulas de café, bolsos de cremallera, tejas viejas decoradas y faros realizados con botellas, entre otros.
