NOTICIAS

Historias de la crisis económica en Rivas

Conoce las experiencias de vecinos y vecinas a quienes la vida les ha cambiado a consecuencia del desempleo, la precariedad o las estafas financieras.

Historias de la crisis económica en Rivas

Reportaje incluido en la revista municipal ‘Rivas al Día’ de enero 2015.

Texto: Patricia Campelo  Fotografía: Luis García Craus.

Un total de 8.364.490,40 de euros es la cifra destinada en los Presupuestos del Ayuntamiento de Rivas de 2015 para invertir en gasto social. Esa cantidad hace referencia tanto al dinero que se transfiere de manera directa a la ciudadanía afectada como a los gastos derivados por la gestión municipal que persigue sostener un modelo de ciudad que permita apoyar a cualquier persona que en cualquier momento pueda necesitarlo. Es decir, para nutrir una dinámica social, reforzada en tiempos de crisis del sistema, pero continuada en el tiempo.

El último informe sobre la pobreza de Cáritas ha evidenciado una realidad que se aleja de los pronósticos triunfalistas sobre el final de la crisis. La macro encuesta revela que un 40,6% de la población empeora por la precariedad, un 24,2% sufre exclusión y un 10,9% padece severa marginalidad.

Estos datos contrastan con el incremento de millonarios: a finales de junio de 2014, España contaba con 465.000 personas con un patrimonio superior al millón de dólares (790.000 euros), 89.000 más respecto al año anterior, según el informe de Credit Suisse que viene a constatar el importante aumento de la desigualdad en el país. España se configura así como el territorio donde más se han incrementado las desigualdades entre ricos y pobre a consecuencia de la crisis económica.

En este contexto de pobreza, desahucios, precariedad laboral y malnutrición infantil, la respuesta del Gobierno estatal y regional sigue siendo el recorte en los servicios públicos básicos. Por ello, la situación apremia a los ayuntamientos a la asunción de estos servicios que tienen que ver con derechos esenciales como la vivienda, ayudas para el comedor escolar, para el pago de los suministros o la asistencia a personas mayores.

«Esta crisis es ya de naturaleza social, golpea con más fuerza a quienes menos tienen, y los recursos del Gobierno central se han destino a sanear la banca, en detrimento del gasto relativo al bienestar», denuncia el alcalde ripense, Pedro del Cura.

En Rivas, una serie de personas, víctimas de la crisis, han querido compartir sus relatos vitales, hasta ahora sumergidos entre el miedo y el pudor. Un rasgo común les caracteriza: la esperanza de que algo cambie y el intenso esfuerzo que emplean por salir de la situación de crisis sobrevenida. Los nombres de algunos de ellos no son reales, han preferido preservar el anonimato. Sus historias, en cambio, representan a las de cientos de miles de personas en todo el país.

AYUDAS PARA SUMINISTROS

«Siempre hemos trabajado, nunca hemos tenido que pedir nada, no nos hemos considerado pobres». Así describe su percepción una vecina de Rivas, de 27 años y madre de tres niños, el menor de ellos de sólo tres meses. De su último trabajo fue despedida hace cinco años, el mismo día que libró porque tenía que venir al municipio ripense a firmar su contrato de arrendamiento.

Desde entonces, ha llevado a cabo una búsqueda incesante de empleo, sin éxito. Su pareja trabaja y percibe 870 euros mensuales, una cifra con la que no salen las cuentas, ni siquiera al sumar los 426 euros que percibe ella de la Renta Mínima de Inserción (RMI), una ayuda que concede la Comunidad de Madrid a través de la valoración que realizan los Servicios Sociales municipales. Acaba de apalabrar con su casera una bajada del alquiler a 625 euros ¿de los 750 que pagaba hasta el momento-; su pareja tiene otro hijo al que abona una pensión mensual y con lo que resta deben afrontar todos los gastos de la convivencia con cinco bocas que alimentar.

El 24,2% de la población española sufre exclusión, y el 10,9% severa marginalidad

«No salen las cuentas», insiste Pilar [nombre ficticio]. «Hacemos un gran esfuerzo, hemos recortado en todo, y aun así no llegamos a fin de mes». Con todo, Pilar se sacudió el pudor que conlleva reconocer el estado de necesidad, y acudió a los Servicios Sociales del Ayuntamiento ripense. «Al principio pensaba que estaba mendigando. Fui varias veces. Ya me habían cortado la luz en dos ocasiones, y después recibí las primeras ayudas», explica.

Ahora, el acompañamiento municipal que recibe Pilar consiste en el pago puntual de cuantías económicas para hacer frente a esos gastos de suministros. «Teníamos menos 300 euros en el banco, y el último recibo de la luz lo he podido pagar gracias a esta ayuda de los Servicios Sociales», afirma.

Pero Pilar necesita también solventar el problema de la alimentación, «en casa siempre comemos lo mismo, arroz y pasta; no estamos bien alimentados», asegura.

«Avalamos a nuestro hijo para que se comprara un piso. Se quédó en paro y tuvimos que vender nuestra propia casa para pagara la ‘trampa’ del banco»

Para este tipo de necesidades, el Ayuntamiento ha puesto en marcha un fondo para ayudas de comedor con el objetivo de garantizar, al menos, un plato de comida al día para los niños y niñas de colegios públicos.

Pilar ha trabajado toda su vida. Estudió peluquería, y también ejerció un tiempo de azafata en un museo madrileño. Cuando regresaba de la baja maternal de su primer hijo, le comunicaron «cambios en la empresa» y prescindieron de sus servicios. «Quiero que la gente sepa cómo estamos viviendo muchos vecinos». «Yo he trabajado toda mi vida, y la situación no es como la pinta el Gobierno. Espero que algo cambie el día de mañana», concluye Pilar.

ALQUILER SOCIAL

Su último trabajo consistió en contar tornillos a lo largo de una noche en un gran almacén del municipio. La remuneración fue de 30 euros brutos, que se quedaron en poco más de veinte tras las retenciones. Con anterioridad, se tuvo que desplazar hasta Alcalá de Henares para firmar el contrato. Fue en transporte público desde Rivas, y le costó 10 euros.

Verónica [nombre ficticio] tiene 32 años y relata a ‘RD’ con media sonrisa irónica su última experiencia laboral. Pese a la precariedad, considera que debía hacerlo para optar a futuras contrataciones en mejores condiciones, aunque conserva un halo de desconfianza. «Como te dicen que si va saliendo más trabajo te llaman, te aferras a eso. Pero esa noche fuimos al inventario más de 100 personas, no sé si se acordarán de mí», apunta.

Esta vecina de Rivas, que lleva trabajando y realizando cursos desde los 17 años, acudió a los Servicios Sociales municipales para solicitar la Renta Mínima de Inserción. La empresa en la que trabajaba como administrativa echó el cierre hace año y medio, y desde entonces ha logrado trabajos esporádicos de uno a tres días de duración, como camarera o azafata de promociones.

El alquiler social establece bonifiaciones a familias y a personas con bajos ingresos para el pago mensual de la renta

Mientras recibe la RMI ¿»suelen tardar año y medio en dártela», detalla, obtiene de los Servicios Sociales municipales, así como de otras entidades sociales, ayuda para alimentos. En ese sentido, el Consistorio ha incrementado la cuantía destinada para asistir a las familias y compensar, así, esta tardanza de la Comunidad de Madrid. «Yo estoy sola, no tengo pareja y mi familia está en una situación parecida. La mayoría viene de la construcción y ahora están en paro, por lo que no puedo pedirles ayuda», explica.

«Al principio me daba vergüenza; pensaba que estas ayudas eran para ciertos colectivos». «Te deprimes, te vienes abajo pero te das cuenta de toda la gente que está como tú y dejas de sentirte tan bicho raro», reconoce.

Otro de los acompañamientos que va a recabar es el relacionado con la Renta Social para poder abonar el alquiler del piso de la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV) en el que vive. Desde el Ayuntamiento y la EMV se ha establecido un sistema de bonificaciones para el pago mensual del alquiler a las personas y familias con bajos ingresos.

«Llevo unos cinco años, y en la EMV saben que siempre he pagado, hasta que me he visto en esta situación», explica. Verónica considera que su perfil, joven y sin cargas familiares, es al que menos ayudas le afectan. «A esta edad nos encontramos un poco desamparados; no tenemos hijos ni más de 45 años, por lo que no nos corresponden ayudas del paro», especifica.

Por ello, su actividad para revertir la situación en la que se ve inmersa es intensa. Ha desfilado por los servicios de la Concejalía de Empleo, pasó con buena nota el examen para la bolsa de Rivamadrid, acude a orientación laboral y peina los buscadores on line de empleo, pese a que esta última herramienta a veces es desmotivadora. «En Infojobs, de un día a otro, ves apuntadas a 3.400 personas. A saber dónde queda ahí tu currículo. Te desespera. He trabajado en recursos humanos y sé que que quien está cribando currículos y recibe 3.400 ve los 20 primeros», señala.

Verónica nunca imaginó que le fuera a afectar así la crisis económica. «Siempre he trabajado de lo que me salía. Encontraba un trabajo detrás de otro, nunca tuve problema. Mi familia me decía ‘no te preocupes que tú, en un mes, encuentras trabajo’. Pero fue pasando el tiempo y nada. Espero que algún día esto cambie», concluye.

ASISTENCIA PARA ALIMENTOS

María, nombre ficticio, proviene de una familia acomodada y jamás sospechó que tendría que desechar el miedo y la vergüenza para reconocer que necesitaba ayuda. Su marido, empresario, se quedó sin actividad el pasado febrero, y se vieron de un día para otro con una prestación de 375 euros más un subsidio de 150 en concepto de «ayuda familiar» al mes.

Con una hipoteca de 350 euros y tres hijos menores, vivían una situación límite. «Fui al INEM ¿actual Servicio Público de Empleo Estatal-, y no había nada. Después fui a la Seguridad Social, y tampoco. Así que me acerqué al Ayuntamiento y me derivaron a los Servicios Sociales», detalla.

«Tengo que agradecer a Pilar, mi asistente social, cómo se involucró en mi caso, como si fuera suyo. Te da vergüenza ir, pero ella te ayuda», reconoce.

«Ha pasado todo tan rápido», rememora María, de 45 años. «Los ahorros se acaban enseguida, y tienes que dar de comer a tus hijos. No te queda otra que perder el miedo y la vergüenza y pedir ayuda», reconoce.

Su hija mayor, de 10 años, comienza a percatarse de la situación. «Sabe que hay niños en su colegio que no pueden ir a excursiones porque sus padres no tienen dinero; los niños lo hablan», asegura. En el entorno de María se dan casos de personas que no han logrado salvar la barrera del pudor para solicitar las ayudas necesarias. «Conozco gente que no quiere recibir asistencia social, prefieren dejar de pagar la luz o lo que sea». Para estos vecinos y vecinas, María tiene un mensaje: «Con la vergüenza no se come».

Además de los Servicios Sociales, en Rivas también suministran alimentos Cruz Roja, Cáritas y la Red de Recuperación de Alimentos

José [nombre ficticio] es otro de los vecinos que palian su situación económica con la ayuda para alimentos que conceden los Servicios Sociales de Rivas. Trabajador autónomo durante tres décadas, empleaba a seis personas con su empresa del sector del vidrio cuando le sobrevino la crisis y empezaron los problemas. Parte de su clientela dejó de pagarle. Incluso la propia Comunidad de Madrid, administración para la que realizaba trabajos, se retrasó tanto en los pagos que cuando los hizo efectivos ese dinero fue embargado.

A las oficinas del paro llegó como autónomo, por lo que no tenía ninguna prestación. «He cotizado 30 años y es absurdo que me digan que no tengo ningún derecho hasta la jubilación», lamenta. «A los autónomos nos tienen totalmente abandonados«.

Con su hija también en el desempleo y su mujer afectada por una discapacidad a la que José, de 56 años, dedicó mucho tiempo, no pudieron pagar su vivienda, y comenzaron un periplo de acogida, que dura ya dos años, por diferentes casas de familiares y amigos. Hasta hace dos meses, José recibía 300 euros al mes de los Servicios Sociales para el gasto de alimentación de su familia. Entonces, su mujer encontró un trabajo en la Once, remunerado con el salario mínimo, por lo que ya no percibe esta prestación.

Ahora, la necesidad más urgente es una vivienda social. Mientras, busca empleo «de cualquier cosa», y utiliza los recursos de la Concejalía de Empleo. «Me apunto a todo lo que puedo; nunca he estado más preparado que ahora», exclama con una especie de risa resignada.

Además de los Servicios Sociales, Cáritas y Cruz Roja, en el municipio funciona la Red de Recuperación de Alimentos de Rivas, que suministra a cerca de 150 familias ripenses.

ACOMPAÑAMIENTO A PERSONAS MAYORES

Hijo de un republicano fusilado por el franquismo, Eliodoro de Arriba ha pasado media vida luchando por las libertades y la otra media por lograr un bienestar social del que puedan disfrutar hijos y nietos. Ahora, a sus 82 años conserva las energías para reivindicar, ante quien le pregunte, una sociedad más justa. «Ya no podemos ir a las manifestaciones, que nos duelen los riñones», reconoce sobre la militancia que antaño ejercía junto a su mujer, Marga, de 83 años.

Pero ese poso lo ha transmitido a las siguientes generaciones, y hoy su nieta participa en plataformas de afectados por la hipoteca. Precisamente, ese el principal problema que afecta a la familia de Eliodoro: uno de sus hijos está pendiente de un desahucio, al igual que una de sus nietas.»Avalamos a nuestro hijo con 100.000 euros para que se comprara un piso en Murcia. Se quedó en paro, y su mujer también. Llevan así dos años, por lo que no pudieron hacer frente a la hipoteca y tuvimos que vender nuestro piso para pagar ‘la trampa’ del banco», deplora Eliodoro, que vendió su casa en la urbanización donde vivían y desde los Servicios Sociales le buscaron un piso de alquiler, donde residen desde el pasado junio, en la calle Ana María Matute.

Todas las personas mayores de Rivas disponen de Teleasistencia gracias al esfuerzo extra del Ayuntamiento, que adelanta parte de la cuantía que le debe la Comunidad de Madrid

«Si no lo hacíamos así, nos quedábamos sin piso y sin dinero», advierte. «Teníamos pagada nuestra casa, y ahora vivimos de alquiler, pero qué le vamos a hacer; hay que acoplarse a lo que te venga», se resigna. Su hijo mayor, electricista de profesión, al igual que él, trabajó siempre como autónomo, por lo que nunca dispuso de ninguna prestación, y ahora ingresa 300 euros por una pensión de invalidez.

«Hasta hace dos años estaban pagando entre 900 y mil euros cada mes por su piso», señala Eliodoro, que reserva un dinero de su pensión para apoyar a su hijo mayor. El menor en cambio vive con ellos, aquejado de una enfermedad respiratoria. La nieta, por su parte, se encuentra tratando de negociar una dación en pago con el banco, en Murcia.

Eliodoro, militante de izquierdas ¿estuvo en el PCE primero y después en el PSOE-, siente una profunda decepción con la clase política gobernante. «Tras la Transición, había trabajo, posibilidades, derechos. También lo conseguimos a base de esfuerzo, luchas, huelgas. Creímos que ya lo habíamos logrado, pero hemos vuelto atrás», lamenta. «No sé cómo se atreven a tanto y cómo la gente no se echa más a las calles a protestar», se sincera.

«Mis nietas me dicen: ‘abuelo, ¿qué hacemos?’, y yo contesto: seguir luchando«.

Para todas las personas mayores del municipio existe el servicio de Teleasistencia, gracias al esfuerzo extra realizado por el Ayuntamiento para garantizar el acceso a esta ayuda. La partida presupuestaria que tiene que ver con los Servicios Sociales y Mayores es la más abultada de las relacionadas con el acompañamiento a la crisis, con 3.330.618,44 euros.

CONTRATOS A 65 PARADOS

En el plano laboral y de formación, el Ayuntamiento de Rivas ha contratado, por segundo año, a 65 personas desempleadas de larga duración. La iniciativa cuenta con una subvención de la Comunidad de Madrid de 811.000 euros, y la Oficina Regional de Empleo ha seleccionado a los participantes.

El contrato tiene una duración de nueve meses e incluye una parte de formación. Al finalizar, además de la experiencia laboral, se entrega un certificado de profesionalidad. El trabajo se desempeña en diferentes ámbitos. De este modo, se ha contratado a 45 peones de mantenimiento de la ciudad, diez animadores comunitarios y diez auxiliares de archivo.

Ana María Soto (43 años) ha sido seleccionada para participar en el trabajo y en la formación relacionada con el archivo municipal. Desempleada desde 2009, ha realizado entrevistas y sigue formándose ¿acude al nivel avanzado de inglés en la Escuela Oficial de Idiomas-.

Pero no encontraba nada que le permitiera conciliar el trabajo dentro y fuera de casa. «Esto me sirve para compatibilizar porque es solo por las mañanas y cerca de casa. Eso es calidad de vida», asegura. «Además, tengo tres hijos, por lo que me permite dedicarme a ellos por las tardes», añade. «Llevaba mucho tiempo en paro, y esto me da un impulso, es muy buena oportunidad», concluye.

Jacinto Fernández y Antonio Herrero participaron el año pasado en este programa como peones de mantenimiento. Allí surgió la amistad y las ideas emprendedoras. Ahora realizan juntos un curso sobre cooperativas en el IFIE.

Su meta: emprender juntos un negocio de reparaciones que incluirá una vertiente social. Jacinto, a sus 53 años, llevaba más de un año desempleado. Ahora ve su futuro en forma de cooperativa junto a Antonio, su tercer compañero de andadura, Álvaro Gil «y otros socios que queremos coger», asegura.

Pero el proyecto aún se encuentra en fase de gestación. «Antes del curso ya habíamos hablado de hacer algo, pero esto nos ha abierto los ojos», reconoce sobre la fórmula de trabajo en la que prevén constituirse.

RECURSOS SOCIALES PÚBLICOS Y DE ONG

Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid:  

Servicios Sociales: Calle de Acacias 122. Tel: 91 666 60 49.

Servicios municipales de vivienda: Avda. de José Hierro 36. Tel: 916702230

Tienda sin Costes: ubicada en el Chico Mendes, calle del Enebro s/n. Puedes llevarte hasta cinco prendas. Horario: L-V de 10.00 a 14.00 y de 16.30 a 19.00. Sábados: 10.00-14.30.

Red de Recuperación de Alimentos de Rivas. Tel: 622 888 076.

Mail: redderecuperaciondealimentos@hotmail.es.

Red de Solidaridad Popular. www.reddesolidaridadpopular.org/red/rivas

Cruz Roja. Disponen de un local cedido por el Ayuntamiento en el Casco Antiguo. Calle de la Paz 18.

Cáritas: parroquia de Santa Mónica. Calle de la Libertad,17

Últimas noticias / Diversidad funcional

Últimos vídeos / Diversidad funcional

AHORA EN PORTADA

Así funcionan las ZBE de Rivas Vaciamadrid

Así funcionan las ZBE de Rivas Vaciamadrid

TRÁMITES DESTACADOS

Documento informativo que indica la residencia y el domicilio habitual.

Puede consultar todo lo relacion con sus tributos

Realizar el pago de impuestos y tasas on-line

Presentar escritos o comunicaciones dirigidas al Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid

OFICINAS DEL SERVICIO DE ATENCIÓN A LA CIUDADANÍA

SUBIR