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Así trabaja el servicio municipal de medicina deportiva de Rivas

El servicio de medicina deportiva permite a cualquier persona explorar su salud con reconocimientos médicos o pruebas de esfuerzo o recibir tratamientos de fisioterapia.

Así trabaja el servicio municipal de medicina deportiva de Rivas
Un usuario, con los dos profesionales del servicio municipal de medicina deportiva de Rivas. JESÚS PÉREZ

Texto: Nacho Abad Andújar

Subido a la cinta corredora, sujeto con un arnés para evitar una improbable caída o desfallecimiento, con el pecho espolvoreado de electrodos, el tensiómetro ceñido a su brazo derecho, la máscara facial para medir su consumo de oxígeno y la presencia del doctor pendiente de los monitores que registrarán su actividad, Israel Sánchez se dispone a realizar una prueba de esfuerzo para medir su salud física.

Son las nueve de la mañana. Es miércoles. Y antes de acudir al trabajo, este vecino ripense de 44 años y waterpolista del club Canoe ha pedido hora para chequear su estado de salud, como hace cada año. «Me hago la prueba por precaución, para descartar posibles fallos del corazón», explica el deportista que mete goles en el agua.

La prueba de esfuerzo es una de las prestaciones que ofrece el servicio municipal de medicina deportiva creado por la Concejalía de Deportes, que brinda atención pública a cualquier tipo de usuarios (no solo deportistas) en los dos polideportivos municipales (aunque la prueba de esfuerzo solo se realiza en el del Cerro del Telégrafo).

Las instalaciones con las que cuentan ambos equipamientos son punteras. Y los precios, asequibles: «Yo me he hecho pruebas de esfuerzo en otros servicios médicos de Madrid. Son más caros y no tan completos. Aquí te llevas un informe muy exhaustivo de tu estado de salud, con muchos más parámetros que en otros lugares», asegura Israel.

Él ha pagado 60 euros por el examen, que incluye, además, la consulta médica. En un plazo que oscila entre tres y cinco días recibirá su diagnóstico. Juan Carlos Tebar es el médico responsable del servicio en el polideportivo Cerro del Telégrafo. Mientras despoja a Israel de los electrodos tras concluir su prueba, resume la cartera que puede encontrar el usuario en el gabinete que él coordina: reconocimiento médico básico (normalmente exigido para las fichas deportivas de jugadores), fisioterapia, análisis de pisada (para baloncestistas o maratonianos, principalmente), enfermería o la mencionada prueba de esfuerzo.

Las instalaciones del Parque del Sureste no cuentan con esta última, pero a cambio disponen de SPA [el primero de carácter municipal que se inauguró en España, allá por 2003], un servicio de estética y una sala de rehabilitación. La prueba de esfuerzo se realiza en una sala cuya cristalera ofrece una visión azulada: la de la piscina cubierta.

«El examen se divide en tres fases: una de calentamiento, que dura dos minutos; otra de esfuerzo de entre ocho y doce minutos y una de recuperación, entre cuatro y siete», explica el doctor. «Todas son importantes. A menudo sacamos más datos de la fase de recuperación en lo referente a patologías», advierte. Tebar suele realizar dos pruebas por semana.

«El 70% de los usuarios vienen por salud. El resto, por temas deportivos. Y de ese 70%, el 40% es gente con problemas, que quiere diagnosticar una arritmia o una hipertensión, o ver cómo funciona una diabetes si se somete al cuerpo a una exigencia física». Dos de cada diez clientes son mujeres. Y las edades oscilan desde los 25 hasta los 70 años.

Tras atender a Israel, le toca el turno a José Luis González. No vive en Rivas, pero es miembro del club de esquí de fondo de la ciudad. Su pasión son las maratones que requieren deslizarse por la nieve en distancias descomunales. El año pasado corrió la más larga del mundo, la Vasalopett de Suecia: 90 kilómetros que completó en 9 horas y 40 minutos. En 2013 viajará a Estonia, a La Tarthu Maratón, 27 kilómetros más corta. «Conocí este gabinete médico a través de los compañeros del club. Cada dos o tres años me hago la prueba. La atención es muy buena. Y la relación calidad precio, extraordinaria».

FISIOTERAPIA Y OSTEOPATÍA

Otro servicio altamente demandado es el de fisioterapia y osteopatía. Su responsable es Nacho Botanes, con 18 años de experiencia laboral en el Ayuntamiento. El polideportivo cuenta con dos salas. La diferencia entre ambas disciplinas las resume bien el experto: «La primera trata el dolor o molestia localmente. La segunda ofrece una visión más completa del cuerpo: un problema del hombro puede, por ejemplo, estar causado por un problema estomacal. Si tratamos el hombro pero nos olvidamos del estómago, podemos aliviar el problema pero no daremos con la solución».

La tipología del usuario es tan amplia como la vida misma: «Predominan las personas de 25 a 50 años, pero hay pacientes de 90 años con artrosis o bebés con cólico lactante». En cuanto al tratamiento demandado, Botanes establece tres categorías: los pacientes agudos que padecen una lesión; la gente que ha salido de una fase aguda pero no quiere recaer y pasan por sus manos cada uno o dos meses [y cita lumbalgias, dorsalgias o ciáticas] y deportistas que se someten a una descarga muscular para prevenir lesiones».

LAS MANOS

Las estancias cuentan con toda la maquinaria necesaria: equipos de termoterapia, electroterapia y magnetoterapia, corrientes analgésicas, estimulantes o ultrasonidos. «Pero lo más importante es la atención manual. Un fisio u osteópata vale lo que sus manos y su formación», advierte Botanes.

Como en el caso de la prueba de esfuerzo, las tarifas son más baratas que en el mercado privado. La sesión, de 45 minutos, sale por 22,5 euros (16,80 para titulares del abono deporte). El fisioterapeuta recibe entre ocho y diez pacientes al día, de lunes a viernes de 9.00 a 14.30. Solo la enfermería [para atender las incidencias y lesiones que sufren los usuarios de las instalaciones durante sus prácticas deportivas] se mantiene abierta en este polideportivo durante el horario del equipamiento.

PARQUE DEL SURESTE

El servicio médico del otro polideportivo, el del Parque del Sureste, ofrece una gama de asistencia más amplia (salvo la prueba de esfuerzo). Cuenta con una sala principal de fisioterapia en la que existen dos boxes individualizados, un servicio de estética, una sala para el reconocimiento médico y otra para rehabilitación, enfermería y el añorado SPA [sobre las instalaciones acuáticas se informará en un próximo reportaje]. Abre de lunes a sábado, de 9.00 a 21.30, y los domingos de 9.00 a 15.00. Y su coordinador es Pablo Garrido.

Por su servicio de reconocimiento médico pasarán obligatoriamente la próxima temporada todos los integrantes de las escuelas deportivas municipales, desde prebenjamines hasta adultos, más de 7.000 personas. Este año el chequeo ha sido opcional. «Se trata de un reconocimiento de aptitud física mucho más completo que el básico que solían prescribirse en las consultas médicas generales. Aquí se incluye un electrocardiograma que descarta hasta el 95% de las enfermedades cardíacas y mediciones de espirometría [capacidad pulmonar]», comenta Garrido.

La media mensual de reconocimientos médicos es de 445. «Cada chequeo se adapta al deporte que practica el usuario. No es lo mismo practicar buceo, donde prima la capacidad pulmonar, que baloncesto. Si alguien se ejercita en natación y tiene un desvío de columna, por ejemplo, se le recomienda un estilo u otro en función de su anomalía», prosigue.

VISTA, OÍDO Y ANÁLISIS DE SANGRE

La sala de enfermería, además de atender las lesiones o heridas [casi todas leves] que sufren los usuarios del polideportivo, también está equipada con cabina de audiometría y optómetros (visión). Y tiene servicio de extracción de sangre. En los tres casos se trata de servicios que utilizan empresas para el reconocimiento médico de sus empleados.

«En el gimnasio de rehabilitación trabajamos normalmente en grupo porque la necesidad del paciente no es de tratamiento manual», cometa el coordinador. Por sus barras de paralelas desfila gente «con problemas de polio o con accidente medular con daños reversibles o irreversibles que vienen a tratarse mediante una recuperación muscular o neurológica», explica.

La sala también dispone de banco de cuádriceps, cintas elásticas y espalderas. Un servicio complementario, ajeno al concepto de medicina deportiva, es el de estética (depilación láser y de cera, manicura, pedicura y rayos uva). Predomina el público femenino de todas las edades, pero la asistencia masculina alcanza el 40%, la mayoría para depilarse el vello. En el caso de los hombres, el coordinador asegura que es raro ver a un cliente que supere los 35 años.

«VOY A BUSCARLE DONDE SEA»

Otro servicio es el de fisioterapia. Lo visitan una media de 417 usuarios al mes. En el pasillo espera sentada Pilar Fuensanta, mujer mayor y vecina de la localidad desde hace seis años. «Tengo hernias discales y artrosis. No tengo más remedio que venir», se sincera. Acude en metro cada 15 días desde la otra punta de la ciudad, Rivas Urbanizaciones. No le importa la distancia: «Me va muy bien con Pedro [el fisioterapeuta]. Al día siguiente de pasar por sus manos te sientes machacada. Pero luego notas su trabajo. El día que no esté, no sé qué haré. Voy a buscarle donde sea».

El lector ya sabe que el secreto, en este caso, está en las manos.

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