- Texto: Patricia Campelo e Irene Piedrabuena //Foto: Jesús Pérez.
¿Qué caracteriza a las personas que participan en esos espacios?
El perfil es cada vez más variado y suele ser gente con una actitud proactiva. No tienen por qué venir del mundo de las asociaciones. De las comunidades de internet, la economía u otras trayectorias también se converge en modelos de innovación social. Hay empresas con motivaciones sociales que conciben la innovación como vehículo para generar economía.
¿Cuál es la importancia de visibilizar estas nuevas formas de creación?
Los procesos están destinados a ser compartidos y a generar beneficio social, por ello deben ser abiertos. Es importante generar actitud por parte de la ciudadanía proactiva y la mejor manera es hacerlo de manera abierta.
¿El auge de los espacios auto gestionados va en detrimento de reivindicar la defensa de los servicios públicos?
En parte es verdad que esto emerge por pura necesidad pero también es beneficioso. La actitud de la ciudadanía antes era pasiva y moldeada desde los poderes, y ese era el modelo de sociedad. Ahora está el de la ciudadanía proactiva. Esto nos llevará a renegociar las relaciones entre la comunidad -el procomún- y lo público.
¿Qué es el procomún y en qué se diferencia de lo público?
Viene a ser las formas de gobernanza de las que se dota una comunidad sin la intervención del Estado. El procomún se relaciona con lo público estableciendo que las personas tienen una parte de su vida que se gobierna con las relaciones con el Estado y otra por ellas mismas. Por ejemplo, en una comunidad de pescadores lo público les dota de una ley que les permite auto gestionar recursos, pero al mismo tiempo se están sometiendo a esa ley.
- Reportaje sobre el laboratorio de innovación social que se crea en Rivas
- Más información sobre Juan Freire: Juanfreire.net