Texto: Patricia Campelo/Irene Piedrabuena Fotografía: Jesús Pérez
Reportaje incluido en la revista municipal ‘Rivas al Día’ marzo 2012
PROTECTOR DE LO VERDE
Fernando Muñoz Tiene 39 años y lleva 11 trabajando de jardinero en la empresa municipal Rivamadrid. Lo suyo es vocacional: estudió un ciclo formativo de gestión de recursos naturales y ahora se encarga de mantener las zonas verdes ripenses.
«Realizamos un servicio público muy importante porque mantenemos el arbolado que existe en el municipio y que es esencial por los beneficios medio ambientales y sociales que tiene», asegura Fernando desde el Parque Lineal. Entre sus labores también está la de mediación entre las necesidades de las especies naturales y las de la ciudadanía.
«Las zonas verdes de Rivas son uno de sus grandes atractivos»
«A veces las vecinas y vecinos quieren hacer podas severas pero tienen que comprender que hay acciones que van en contra de las necesidades del árbol», cuenta, y asegura satisfecho que gracias a la conciencia medio ambiental de la gente joven que habita el municipio y a que las zonas verdes de Rivas son uno de sus mayores atractivos que atraen a la nueva vecindad, estos conflictos se reducen.
El municipio cuenta con diez parques que distribuidos de manera lineal permite su unión entre sí. Interconectarlos con el entorno natural que rodea al municipio es otro de los objetivos. Así, el parque Miralrío está enlazado con el parque regional del Sureste. «Se crean así corredores biológicos que conectan el municipio con el parque regional».
Acercar la naturaleza a la ciudad y hacerla más habitable es el reto al que Fernando contribuye con su trabajo diario.
CATÁLOGO DE ÁRBOLES
Saber que el árbol más viejo es una encina del olivar La Partija, conocer las especies más comunes que hay en el municipio o descubrir el nombre del árbol que vemos cada día en las calles ripenses es posible gracias al inventario de árboles que el municipio tiene desde 2008.
María Paz Alba, técnica municipal de Parques y Jardines destaca la necesidad de conocer el patrimonio natural: «Como los árboles son de todas y todos invito a que la ciudadanía entre en la web del inventario (www.rivasciudad.es) y conozca las especies.
Es una forma de que las sintamos como patrimonio propio y las cuidemos mejor». La encina más anciana de la ciudad, ubicada en la finca de la Partija junto con 1.366 árboles más allí localizados, es uno de los 55.177 ejemplares que integran el inventario de arbolado urbano en Rivas. Lo mismo que los dos árboles más altos del municipio, en el parque de Asturias, un lugar en el que se localizan 2.152 árboles más.
«Hay más de 55.00 árboles por toda la ciudad»
La referencia geográfica, la descripción de sus características, altura, diámetro del tronco y de la copa, ubicación y estado son los datos que se pueden consultar en esta herramienta ‘on line’ del servicio municipal de Parques y Jardines. Según los datos del inventario, la especie más común es el plátano, seguido de la robinia. Árboles plantados hace 20 o 30 años.
Este recurso de consulta también permite al personal municipal registrar todas las gestiones que se hacen en cada uno de los ejemplares, como el tratamiento fitosanitario, pala y podas, y conocer el estado de los ejemplares.
REGRESO A LA TIERRA PLANTADA
El Día del Árbol de 2011 congregó a numerosos ripenses en el entorno natural de la ribera de Los Migueles. A orillas del arroyo que desemboca en el Manzanares tuvo lugar el año pasado la repoblación popular de encinas, coscojas y retamas.
Varios estudiantes de bachillerato del IES Duque de Rivas que participaron el año pasado en la cita ecologista con más tradición en el municipio comprobaron, hace unos días, cómo han evolucionado los árboles que plantaron hace casi un año. En ese entorno privilegiado, con los cortados de Casa Eulogio levantándose imponentes ante la mirada del visitante, Patricia , Leire , Paula y Jorge , de 16 años todos, relataron junto a su profesor Eduardo Talón la experiencia repobladora.
«La gente tiene que venir a ver este entorno»
«Unos días antes llovió tanto que la zona era un barrizal, y pensaron suspender la actividad, pero nosotros íbamos venir de todas formas», rememora Patricia. De hecho, el impulso de los estudiantes determinó que se celebrase la cita festiva y ecologista. «Muchos llegamos desde el instituto [Duque de Rivas] caminando y otros en bicicleta; lo pasamos muy bien, ¡hasta con el barro!», cuenta divertida.
Delante de los nueve ejemplares plantados, el grupo de estudiantes hace revelaciones sobre la conciencia ecologista que les inculca su profesor. «Los árboles son importantes para respirar y, en general, para vivir mejor», apuntan, y llaman a la participación: «Tienen que venir a verlo no por obligación, sino para disfrutarlo», concluye Patricia. Su profesor Eduardo reconoce que le cuesta muy poco transmitirles algo en lo que cree y anima a los y las ripenses a que vengan «a poner raíces» en los parajes naturales de Rivas.
RIPENSES QUE CUIDAN LA TIERA
La séptima bellotada popular tuvo lugar el pasado 12 de febrero en una de las laderas de Mazalmadrit. Cerca de 200 ripenses de todas las edades desafiaron el frío invernal para plantar encinas, coscojas y retamas.
Experimentados repobladores, que repiten experiencia cada año, y aficionados que se asomaban a la bellotada por primera vez contribuyeron a repoblar los terrenos contiguos al pinar del parque forestal. Aunque su principal valor es el simbólico, los monitores del Centro de Recursos Medioambientales Chico Mendes aseguran que año tras año los efectos de la reforestación popular se van notando «mejorando sustancialmente el entorno», según el monitor medioambiental Antonio Gabriel.
«Me tranquiliza que los hijos apoyen el planeta»
Entre el valor simbólico de concienciación y el aspecto práctico de repoblar para mejorar el suelo, se sitúa el ocio saludable, la diversión. Marian (37 años), vecina de Rivas Centro, apunta que le resulta más fácil transmitir a sus dos hijos los valores medioambientales a través de actividades como la bellotada.
«A los niños les encanta esto, por ello, es más sencillo que entiendan que vivimos en coherencia con nuestro modo de pensar; si les digo que tenemos que ir andando al colegio para no contaminar y estar más sanos y fuertes, ellos al principio no lo entienden, pero estas actividades les ayudan a asimilarlo mejor», explica.
El Día del Árbol o el Día de la Bicicleta son las otras citas de ocio ambiental y gratuito que le sirven a Marian para estar tranquila pensando que los hijos e hijas «apoyan este planeta» en contra de la realidad hostil «que hay a nuestro alrededor».
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